Si entras a este blog es bajo tu absoluta responsabilidad. Nadie asegura que salgas vivo... o entero. Si imaginaste que aquellas pesadillas interminables que sufrí­as de niño cuando te daba fiebre eran horrorosas, prepárate para conocer una nueva dimensión de la palabra HORROR...

miércoles, agosto 28, 2013

Viejas peladoras



Dicen que en la casa de la esquina vive un asesino. Viejas peladoras, en la esquina vive una abuelita pobre que apenas heredó la casa que el tacaño del marido le dejó; lo único que es capaz de matar esa viejita son las esperanzas de un futuro mejor. Aunque estas viejas lengua de víbora dicen que la abuelita es mala, que le mata las mascotas a los vecinos… de hecho dicen que usó con el marido el mismo veneno con el que mata a los gatos de la gente de la cuadra.

Me dan rabia estas viejas de mierda, para lo único que viven es para pelar, y todas las que no pelan con ellas terminan con sus vidas descueradas bajo sus implacables lenguas y torcidas mentes. A mi me consta que el marido de la abuelita de la esquina murió del corazón, yo lo vi salir de su casa con la mano en el pecho, llegar al paradero y tomar el bus con evidente cansancio; dice la gente que como a las cuatro cuadras el viejito se desmayó, y nunca más despertó. Además, como el pobre abuelo murió en la micro tuvieron que hacerle autopsia, y no encontraron veneno ni nada raro en su sangre, salvo vejez y cansancio, signos inequívocos del paso del tiempo y de las caricias de la Pelá. Pero no, esas viejas sabelotodo desestimaron todo, y decidieron que fue la abuelita la asesina: ellas saben más que todos y de todo, y su palabra es ley.

El otro domingo me encontré con la viejita en la panadería de la esquina, iba con su vieja bolsa de tela a comprar pan calentito para el desayuno; para mala suerte de ella un par de viejas mal pensadas y hociconas empezaron a decirle tonteras mientras ella sacaba el pan del canasto. La pobre vieja llegó triste al local, y a la primera que le dijeron se puso a llorar desconsolada, por lo mucho que echa de menos a su marido; pero claro, para esas viejas de mierda no era pena sino arrepentimiento por haberlo envenenado. Menos mal que el panadero se enojó y sacó de su local a todas esas viejas malditas, y se negó a venderles pan por hacer llorar a la pobre abuela.

Dicen que en la casa de la esquina vive un asesino. No creo que la abuelita de la esquina lo sea como dicen las viejas peladoras, pero ya no la molestarán más: anoche pasé casa por casa degollando a esa traílla de viejas de mierda, partiendo desde mi casa esquina y terminando en la que colinda con la de la abuelita.

2 Comments:

Blogger Unknown said...

Once a bloody, always a bloody

11:03 p.m.  
Blogger Unknown said...

Once a bloody, always a bloody

11:03 p.m.  

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