Dicen que a veces la gente no sabe controlar sus
impulsos. Yo creo más bien que los impulsos se reprimen más que se controlan, y
ello lleva a que a veces las cosas se salgan de control. Yo no quería matarlos,
sólo quería golpearlos para que entraran en razón, pero las leyes dicen que no
es bueno golpear gente, aunque estén equivocados y el producto de su
equivocación termine complicando a miles o decenas de miles de personas: el
bien común parece estar siendo aplastado por el bien individual, y eso está
llevando a la sociedad a situaciones límite que no sabemos cómo enfrentar.
Dicen que a veces la gente no sabe contener su
egoísmo. Eso es verdad, pero para mi ello es una virtud más que un pecado: ¿por
qué siempre tenemos que ver por lo bueno para el otro, postergando o relegando
a segundo plano lo que es bueno exclusivamente para el individuo? Cuando les
dije que quería golpearlos para que entraran en razón, me dijeron (dentro de
todas las barbaridades que me dijeron) que eso era egoísta porque en realidad
lo que estaba buscando era llevarlos a hacer lo que yo quería, sin pensar en
las necesidades del resto. ¿Y a mi qué mierda me importa el resto? ¿Acaso al
resto le importa que yo necesite golpearlos para estar bien conmigo mismo, y
que esas mierdas de pastillas que me dieron por años apenas me servían para
aturdirme, pero en cuanto pasaba el efecto mis deseos de golpear seguían
intactos, y a veces hasta peores? Ah no, verdad que el individuo no importa, lo
que importa es el colectivo… ¿y acaso el colectivo no es la suma de los
individuos, y cuando uno de ellos está mal es el colectivo entero el que se
altera? Cuando preguntaba eso, me respondían que era cierto, pero entonces
había que mantener bien a la mayor cantidad de individuos porque eso mantenía menos
desequilibrado al colectivo: en resumen, importa siempre más el resto que yo.
Dicen que a veces la gente no sabe ponerse en el
lugar del otro. ¿Es eso posible acaso? ¿Puedo ser empático con alguien si no
conozco su historia de vida, sus temores, sus amores, sus rabias, sus sueños,
sus principios y sus vicios? De pronto parece que todos se contagiaron de una
epidemia de new age, todo debe ser empatía y resiliencia, todos debemos
confluir hacia las ideas del bien común… ¿por qué no reconocen que lo que quieren
es una sociedad de seres alienados en la pasividad, que esperen como corderos
en el matadero a que el cuchillo resbale por sus cuellos y todos deseen que
ello ocurra, y que hasta parezcan disfrutar de sus propias muertes? No puedo
ponerme en el lugar del otro porque no soy otro, soy yo, y siempre seré yo y no
algún otro; no soy parte de la sociedad, soy un individuo, mis prioridades
están por encima de las del resto, y las veré desde mi prisma y no desde el
púlpito de otros. ¿O acaso nadie se da cuenta que imponer la empatía es imponer
al resto la visión egoísta de aquellos que abogan por el bien común, porque no
tienen clara su individualidad?
Así, resulta que el que no controla sus impulsos,
no contiene su egoísmo y no sabe empatizar con el resto, es el único que vive
en paz consigo mismo. Como nunca me dejaron golpearlos, los terminé asesinando;
como nunca dejaron que viviera mi individualidad, les hice mierda su sociedad;
como nunca se pusieron en mi lugar y me exigieron que me pusiera en el de ellos,
terminé con sus historias personales acabando con sus negocios y sus familias.
Y ahora estoy aquí, parapetado en un edificio, rodeado de helicópteros, vehículos
blindados, y con un contingente de soldados armados hasta los dientes que suben
por las escaleras y se descuelgan desde la azotea para acabar con mi vida, sólo
porque alguien decidió que el mal menor también era demasiado malo para su puta
escala de valores. Nadie sabe que tengo esta cagada de edificio llena de
explosivos conectados a un monitor cardiaco que mide mis latidos, y que
detonarán en cuanto mi corazón deje de funcionar gracias a aquellos que
obedecen a los intereses de la mayoría. Si tan solo me hubiesen dejado
golpearlos…