Si entras a este blog es bajo tu absoluta responsabilidad. Nadie asegura que salgas vivo... o entero. Si imaginaste que aquellas pesadillas interminables que sufrí­as de niño cuando te daba fiebre eran horrorosas, prepárate para conocer una nueva dimensión de la palabra HORROR...

miércoles, diciembre 17, 2014

Esperanza

Aquella oscura mañana, Esperanza no podía despertar. Pese a haberse levantado, duchado, y ya estar tomando desayuno, su cerebro aún no era capaz de conectarse con el día que estaba empezando. Esperanza miraba a su alrededor y se sentía extraña, como fuera de tiempo y lugar, tratando de entender por qué estaba desayunando para irse a trabajar, si hasta donde recordaba no tenía trabajo, familia, ni vida. La mente de Esperanza no lograba engancharse con lo que estaba sucediendo, y pese a seguir desayunando lo más rápido posible, para ir a dejar luego la loza a la cocina para dejarla lavada antes de salir, no tenía conciencia de hacia dónde saldría, ni para qué.

Un par de minutos más tarde Esperanza se encontraba cerrando la puerta de su departamento, para luego dirigirse a la caja de escaleras y bajar a pie los tres pisos que la separaban de la conserjería. Luego de saludar al conserje por su nombre, a quien por lo demás no recordaba, salió de los límites de la reja y sin pensarlo encaminó sus pasos hacia su derecha: luego de dos cuadras se encontró de pie en un paradero, esperando alguna línea de locomoción colectiva, que seguramente elegiría sin pensar ni saber, tal como todo lo que había hecho durante esa extraña mañana.

Media hora más tarde, Esperanza había descendido del bus, caminado dos cuadras sin saber hacia dónde, encontrándose a las puertas de un viejo y lúgubre edificio, que sabía que era su lugar de trabajo, al que entró casi sin pensar, saludando a diestra y siniestra a quienes sentía conocer pero no recordaba, hasta llegar a un vetusto ascensor. En cuanto entró el anciano ascensorista la saludó amablemente, y pulsó el botón del piso al que Esperanza sabía que tenía que llegar, sin saber a qué. En cuanto bajó y se despidió del anciano vio un largo pasillo con al menos veinte puertas: sin pensarlo se dirigió decidida a una de ellas, entrando a un amplio despacho, aparentemente segura de sí misma.

Esperanza se encontró en el despacho de una enorme oficina, en la cual había una mesa que hacía las veces de recepción, y decenas de apretados cubículos uno al lado del otro. En cuanto Esperanza entró, se hizo un silencio absoluto en el lugar, y varias cabezas asomaron sobre las separaciones de los cubículos, dirigiendo sus miradas hacia ella. De pronto un hombre de aspecto ordenado pero de semblante hosco caminó hacia ella, la miró, y moviendo la cabeza de lado a lado le dijo:

—Esperanza, ¿otra vez no viniste con tu hermana Recuerdos…?

3 Comments:

Blogger CG said...

Jajajajaja...
¿Sin recuerdos no hay esperanza?

6:16 p.m.  
Blogger ODISEO said...

Hola Doctor Blood! ¿Cómo estás? Espero que muy bien.

Quería contarte que luego de una larga espera, por fin está disponible en nuestro blog la “Biblioteca Bolsi & Pulp”. Y aunque la hemos empezado de manera muy humilde, pues tiene pocos títulos, conforme pasé el tiempo está irá creciendo lentamente.
Puedes visitarla en estén link:

http://encontretuslibros.blogspot.com/2014/12/biblioteca-bolsi-pulp.html

Y también tenemos una encuesta navideña, en donde ofrecemos como regalo una novela del oeste, la novela ganadora en cuanto sea publicada, pasará también a integrar nuestra naciente biblioteca. Si quieres ver la encuesta para votar, pincha este link:

http://encontretuslibros.blogspot.com/2014/11/encuesta-con-regalo-navideno-2014.html

¡Un abrazote gigante y espero que la biblioteca sea de tu agrado!

Atte: Odiseo… Legendario Guerrero Arcano.

12:42 a.m.  
Blogger Adriana Montiel said...

Que interesante lectura. sigue asi.

4:02 p.m.  

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