Si entras a este blog es bajo tu absoluta responsabilidad. Nadie asegura que salgas vivo... o entero. Si imaginaste que aquellas pesadillas interminables que sufrí­as de niño cuando te daba fiebre eran horrorosas, prepárate para conocer una nueva dimensión de la palabra HORROR...

miércoles, diciembre 10, 2014

Sombra

La muchacha caminaba con miedo por la angosta calle de noche. En invierno y con lluvia, la oscuridad parece ser más profunda que el resto del año, convirtiendo cada sombra en un eventual peligro, y a las luminarias públicas en focos de pasajera seguridad. La muchacha aprovechaba esas cavilaciones para apurar la llegada a su destino, acelerando la marcha entre una y otra luz, logrando un ritmo de desplazamiento bastante alto para los incómodos tacos que calzaba. La muchacha salió del radio de iluminación de una de las luces, y se internó en la oscuridad en busca de la luz siguiente, tal y como llevaba haciendo por varios minutos; sin embargo, en esta ocasión no llegó al siguiente foco.

Algunos minutos más tarde, una sombra entrecortada en la lluvia se vio aparecer, solitaria. En cuanto pasó bajo el alumbrado público se dejó ver un cuerpo enjuto de impermeable oscuro, con un viejo paraguas negro con uno de sus rayos roto y la tela recogida. El hombre parecía no estar preocupado de las condiciones del clima, pues su paso cansino era adecuado para una tarde de arreboles o un día soleado, pero no para una lluviosa y oscura noche como aquella. El despreocupado hombre se movía con lentitud, como no queriendo llegar luego a destino. De pronto y sin que nada raro sucediera, el hombre desapareció entre una y otra luz en la calle.

Cerca de la hora del despunte del alba, pero aún sumida en la oscuridad de la noche y la lluvia, una tercera silueta se acerca al fatídico espacio entre luces que parecía absorber personas en plena calle, a vista y paciencia de quien transitara a esa hora por ese lugar. Al acercarse a la luminaria pública, la silueta dejó ver una añosa y obesa mujer, que caminaba con dificultad, luchando contra el frío, la lluvia, el viento, la oscuridad y sus kilos de más; sus torpes movimientos daban la impresión que en cualquier momento perdería el equilibrio, caería de lado, y nunca más podría levantarse sin ayuda. La añosa mujer parecía concentrada en llegar a destino, por lo que sus limitaciones sólo lograban demorarla, mas no frenarla.

La mujer salió del radio de luz de la luminaria, y se sumió en la oscuridad que ya había hecho desaparecer a dos personas antes que ella. Algunos minutos más tarde, la obesa silueta aparecía a la misma velocidad de siempre bajo la siguiente luminaria, sin que nada le hubiera sucedido. La añosa mujer no podía ser cubierta dos veces por la misma sombra del olvido.  

1 Comments:

Blogger Icy said...

Chuata!!! Lo peor en realidad es que te coma la sombra del olvido!!! Qué miedo!

9:42 a.m.  

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