Dicen
que el alcohol oculta los fantasmas. No sé si será verdad, pues nunca he visto
uno en mi vida; si así fuera, el mundo estaría lleno de videntes cansados de su
don, y los bares serían verdaderos centros de sanación y reposo para esa pobre
gente. No, nunca he visto un fantasma en mi vida, tal vez porque ya no estoy
vivo.
Deambular
como alma en pena en el mundo físico es complicado; cuando morí no vi pasar mi
vida entera ante mis ojos, no vi ninguna luz, túnel, ángel, o lo que sea que
debiera haber visto. Recuerdo mi cadáver viejo, decrépito, casi seco botado en
la cama; recuerdo a mi familia, manga de zánganos rodeando mi cadáver más como
buitres que como deudos... traílla de vagos, ojalá se vayan luego al infierno.
¿Y si esto es el infierno?
Nunca
he penado a nadie. Desde que morí nadie me ha podido ver, al menos que yo sepa.
Extrañamente tampoco he visto otras almas dando vueltas por ahí, como se podría
pensar. De hecho he ido a casas que yo sabía en vida que estaban embrujadas, y
no encontré nada ni a nadie. ¿Y si soy el único fantasma que queda en la
tierra?
Estoy
aburrido de estar muerto, estoy estancado en la nada, peor que cuando estaba
vivo... bueno, no al menos cuando era joven. De joven fui un héroe de la
patria, un soldado que arriesgó la vida por acabar con el gobierno de turno que
sólo buscaba vender la patria y el poto a los enemigos de la sociedad. Yo fui
de aquellos obreros que luego del pronunciamiento militar, trabajamos
arduamente por conseguir información de quienes eran detenidos en la lucha por
librar del cáncer ideológico a la patria. Hubo que hacer sacrificios y a veces
hasta traspasar los límites, pero todo fue por un bien mayor. Creo que el único
temor real que tenía al morir era ver las almas de alguno de los que murieron por
mi mano, pero hasta ahora no ha sucedido.
Dicen
que el alcohol oculta los fantasmas. Cresta, desde que morí no sé qué significa
tomarse un trago, y ahora lo necesito con urgencia. Jamás creí estar
equivocado, y no me importaba que así fuera, o al menos eso pregonaba en vida,
cuando nos juntábamos con algún colega en retiro que empezaba con cosas raras.
Pero hace un rato todo se fue a la mierda, o tal vez más lejos aún: mientras
pensaba en la nada como siempre, algo se hizo presente en mi realidad, por primera
vez en todos los años que llevo de muerto: pese a haber rogado a cada instante
por saber de alguien en esta realidad, esto es lo único que hubiera deseado que
jamás ocurriera. Ese algo o alguien habló en silencio a cada parte de mí, para
darme el peor mensaje que pudiera haber recibido: lo que vivo es la antesala
del infierno, como pago por mis pecados contra otros humanos. Luego de
innumerables milenios, recién pasaré a la eternidad de castigo y sufrimiento,
para ver si alguna vez mi alma merece volver a reencarnar, donde sea y en lo
que sea...