Si entras a este blog es bajo tu absoluta responsabilidad. Nadie asegura que salgas vivo... o entero. Si imaginaste que aquellas pesadillas interminables que sufrí­as de niño cuando te daba fiebre eran horrorosas, prepárate para conocer una nueva dimensión de la palabra HORROR...

miércoles, julio 26, 2017

Caminata

La pequeña mujer caminaba lentamente por el medio de la calle, a las dos de la mañana. A esa hora el tráfico era escaso, por lo que le daba más tranquilidad caminar por la línea que dividía las dos pistas al medio de la calle. Ataviada con ropa oscura, parecía algo difícil de ver para algún conductor despistado, que manejara sin luces o demasiado apurado; sin embargo, ello no parecía ser problema para la mujer que seguía con su cancina marcha por el mismo lugar.

La mujer parecía venir de vuelta de alguna celebración por su marcha algo inestable y los repetidos tropezones que tenía al caminar, pese a estar en una zona bien pavimentada y mantenida. De tanto en tanto pasaba al lado de ella algún vehículo que le tocaba la bocina, o algún conductor que la insultaba o le hacía insinuaciones a la pasada, sin que algo de ello la inmutara de modo alguno, o cambiara el sentido de su marcha; la mujer simplemente caminaba.

De improviso y tras ella aparece un vehículo sin luces. La mujer alcanzó a escuchar el motor y la fuerte música de la radio que llevaba puesta el conductor, quien además de conducir sin luces iba manipulando su celular mientras avanzaba raudo calle abajo. Justo cuando estaba detrás de la mujer apareció una imagen en su pantalla que lo distrajo y lo hizo perder la dirección de su móvil, el que se fue encima de la mujer. En el instante en que estaba por impactarla, una extraña fuerza hizo que el vehículo se desviara hacia su lado de calle; en ese momento el conductor soltó el teléfono e intentó frenar, sin que el vehículo respondiera, y manteniendo su rumbo corregido por su lado de la calle. Cincuenta metros más allá, el conductor pudo frenar.

La pequeña mujer caminaba lentamente por el medio de la calle, a las dos de la mañana. A sesenta metros de ella estaba el conductor fuera del vehículo que estuvo a punto de impactarla, mirándola muerto de frío, y de miedo. La mujer caminaba inestable por el medio de la calle; a su lado, cuatro figuras difuminadas la rodeaban caminando junto a ella. Una de las figuras se dio vuelta a mirarlo, luego de haber tomado el control del vehículo cincuenta metros antes.