Si entras a este blog es bajo tu absoluta responsabilidad. Nadie asegura que salgas vivo... o entero. Si imaginaste que aquellas pesadillas interminables que sufrí­as de niño cuando te daba fiebre eran horrorosas, prepárate para conocer una nueva dimensión de la palabra HORROR...

miércoles, marzo 28, 2018

Sombra

En la oscuridad de la noche una sombra sin dueño se deslizaba por las paredes de la ciudad. Las viejas murallas de ladrillo y cemento se veían cubiertas por la sombra que se movía de luminaria en luminaria, sin que nadie en el lugar se hubiera dado cuenta de su presencia; todos los que pasaban a esa hora tenían la prisa suficiente para impedirles ver aquello que era casi invisible para una mirada concentrada. Así, la sombra se movía de un lado a otro sin perturbar la existencia de nadie.

A las dos de la mañana se cerraron las puertas de un bar de barrio. El último comensal se retiró del lugar luego de despedirse de todo el personal, bastante mareado pero aún consciente de sí mismo y del mundo que lo rodeaba. A esa hora era difícil encontrar locomoción, y como el hogar del comensal no quedaba tan lejos, se decidió a volver a casa caminando. Ya era costumbre para el hombre caminar a esa hora del bar a su casa, y dado que el barrio era relativamente seguro lo hacía con la confianza de no encontrarse con mayores sorpresas en su camino. Su marcha era rápida y sus pasos pesados, así que cualquiera que caminara cerca de él notaba de inmediato su presencia.

El hombre llevaba no más de dos cuadras de marcha cuando notó algo raro al pasar por una luminaria; una sombra sin sentido se proyectó en el suelo y la muralla cubriendo la suya, y sin que nada hubiera pasado a su lado para generar dicha sombra. Sin darle mayor importancia el hombre siguió su marcha, para encontrarse con la misma sombra al pasar por la luminaria siguiente; al notarla, el hombre empezó a bajar la velocidad de su marcha y a mirar a todos lados para tratar de encontrar el origen de la sombra. Al pasar por la tercera luminaria el hombre se detuvo: en ese instante una sombra amorfa y enorme cubrió la suya y se detuvo en el lugar, como si lo esperara para seguirlo en su camino. El tipo sin saber qué hacer, se echó a correr despavorido.

Seis cuadras más allá el tipo se detuvo en un lugar no iluminado, con la esperanza que la sombra hubiera desaparecido. Lentamente se acercó a la luminaria siguiente parándose delante de ella: en cuanto lo hizo la amorfa sombra cubrió la suya y se quedó esperando su siguiente paso. El hombre se sentó en el pavimento, resignado; mientras tanto, la sombra sin dueño había encontrado por fin con quién seguir viviendo