Si entras a este blog es bajo tu absoluta responsabilidad. Nadie asegura que salgas vivo... o entero. Si imaginaste que aquellas pesadillas interminables que sufrí­as de niño cuando te daba fiebre eran horrorosas, prepárate para conocer una nueva dimensión de la palabra HORROR...

miércoles, julio 04, 2018

Guardia

El viejo guardia de seguridad miraba concentrado la pantalla donde se desplegaban las múltiples cámaras del recinto en el que trabajaba. Jubilado hacía años de las fuerzas armadas, estaba entrenado para ser metódico, lo que le facilitaba su labor y hacía más llevaderos los largos turnos de doce horas que se llevaban en su trabajo. Esa noche no se diferenciaba de cualquier otra, salvo la copiosa lluvia que se había desatado cerca de las siete de la tarde y que de madrugada seguía sin dar atisbos de detenerse. La resolución de las cámaras no se veía afectada por la lluvia, pero de vez en cuando algunas gotas mojaban los lentes y en algunos instantes las imágenes se hacían un tanto distorsionadas.

Tres horas después de iniciado el turno y cuando la lluvia arreciaba, en una de las cámaras del estacionamiento una imagen borrosa de forma humana pasó frente a una de las cámaras; el guardia de inmediato la notó, tomó la radio para dar aviso al rondín, pero al ver que la imagen no aparecía en ninguna de las cámaras cercanas entendió que se trataba sólo de un reflejo y siguió con su vigilancia. Cinco minutos más tarde la imagen volvió a aparecer, en esta ocasión en tres cámaras: una al centro del estacionamiento, otra en la esquina suroriente y otra en la esquina norponiente.

El guardia estaba desconcertado, era imposible que alguien apareciera en tres cámaras consecutivamente separadas por más de quinientos metros una de otra en menos de tres segundos. Definitivamente algo raro estaba pasando, y pese a no saber interpretar el suceso debería pedir apoyo a los guardias desplegados en el estacionamiento. El guardia llamó por la radio a uno de sus colegas sin obtener respuesta; entendiendo que tal vez su colega andaba en el baño o tenía la radio defectuosa, llamó al resto de los funcionarios. Cuando nadie le respondió, entendió que la situación se estaba saliendo de sus manos.

El viejo guardia estaba empezando a desesperarse. Luego de intentar comunicarse con sus colegas sin encontrar a nadie tomó el teléfono para avisar al personal de turno en la empresa de seguridad; el teléfono sonó quince veces antes que la llamada se cortara, sin obtener respuesta. De pronto el guardia volvió a mirar la pantalla; en ella se veía a la imagen aparecer en una cámara y reaparecer en otra a gran distancia, casi instantáneamente. El hombre vio de pronto que la imagen aparecía en dos o tres cámaras a la vez, y reaparecía en cuatro o cinco casi simultáneamente. En un instante la imagen estaba en todas las cámaras a la vez, mirando con oscuros ojos en cada una de ellas. El guardia entendió que su hora había llegado: dejó la caseta de vigilancia y se dirigió al estacionamiento armado con su bastón y su incertidumbre a encontrarse con su destino.