La
calavera reposaba en medio de la vereda. En algún instante de la
madrugada alguien la dejó ahí y desapareció tal como había
aparecido, dejando la amarillenta calavera reposando en medio de la
vereda, a vista y paciencia de los pocos que deambulaban por el lugar
a esa hora. El primero en encontrarla fue un ebrio que al verla se
asustó, pero luego entabló un monólogo con el resto humano que se
prolongó por casi quince minutos, hasta que el ebrio pudo ver y
entender la hora que era, para despedirse de la calavera y seguir el
incierto camino a su casa.
Poco
antes de las seis de la mañana una mujer joven y muy abrigada pasó
por el lugar camino al paradero de buses; en cuanto vio la calavera
dejó escapar un grito y siguió corriendo hacia el paradero rezando
en voz alta las oraciones aprendidas en la infancia. Un par de
minutos más tarde otra mujer joven, bastante más desabrigada y que
venía de vuelta de una noche de juerga encontró la calavera; sin
asustarse se sentó junto a ella, con cuidado sacó de entre el pasto
que quedaba al lado de la vereda algunas flores silvestres y adornó
la calavera con las flores. Una vez hubo terminado, besó el hueso
frontal alejándose alegremente del lugar.
Diez
minutos más tarde un jardinero que iba camino a su trabajo se
encontró con la calavera. Luego del susto inicial se acercó a ver
las flores que rodeaban a la calavera; de inmediato las sacó dejando
a la calavera nuevamente sin nada a su alrededor. De pronto el maduro
y delgado hombre sacó de su mochila una vela y un encendedor,
dejando a la calavera con una vela encendida frente a ella. El
jardinero se persignó para luego seguir con su camino.
Cinco
minutos más tarde un ciclista casi atropelló la calavera. Luego de
la sorpresa inicial se detuvo a mirar la calavera y la vela. El joven
tomó la vela con su mano enguantada, la apagó y la lanzó lejos,
dejando nuevamente a la calavera solitaria en la acera; el joven
prosiguió con su camino sin mirar atrás. De pronto la calavera
pareció iluminarse, para desaparecer del lugar sin dejar rastro
luego de haber cumplido su misión de cambiar instantes en las vidas
de algunas personas, dejándolas con una historia que contar a sus
familiares y amigos.