Si entras a este blog es bajo tu absoluta responsabilidad. Nadie asegura que salgas vivo... o entero. Si imaginaste que aquellas pesadillas interminables que sufrí­as de niño cuando te daba fiebre eran horrorosas, prepárate para conocer una nueva dimensión de la palabra HORROR...

miércoles, enero 30, 2019

Semilla

Un pequeño y enjuto anciano caminaba de noche por el desierto de Atacama. Iba muy abrigado para aguantar el frío del desierto en la noche. De pronto metió la mano derecha a un pequeño bolso en que llevaba unas semillas, tomó una, se la echó a la boca, y luego de cubrirla con su saliva la enterró en la arena para luego seguir con su camino recitando una oración que sólo él conocía. A la mañana siguiente, y en cuanto los primeros rayos del sol llegaron al lugar, empezó el milagro.

Una pequeña planta empezó a crecer rauda sobre la superficie de la arena del desierto, que parecía alimentarse vorazmente de los rayos del sol, y de la saliva de su dueño. En menos de cinco minutos la planta ya estaba florando: una enorme flor amarilla de largos y delgados pétalos empezaba a crecer en el lugar, absorbiendo todo el solo que podía. A los quince minutos el tallo había crecido hasta los tres metros de alto, y la flor ya tenía cerca de un metro de diámetro, y seguía creciendo sin parar gracias a la gran luminosidad que recibía esa mañana. Media hora más tarde el tallo ya medía diez metros de altura, medio metro de diámetro, y la flor llegaba a los tres metros de diámetro.

La flor seguía creciendo furiosa, y absorbiendo cada vez más y más luz solar; al llegar al mediodía era un verdadero árbol de cincuenta metros de altura sin hojas, con una descomunal flor de diez metros de diámetro en su punta. A esa hora pasaba por el lugar un dron policial de seguimiento de narcotraficantes que se encontró con el extraño y maravilloso espectáculo, enviando las imágenes a la central policial dejando boquiabiertos a todos los operadores y testigos que se encontraban en el lugar. De pronto uno de ellos sacó una fotografía de la pantalla para subirla a sus redes sociales; a las dos horas medio planeta estaba viendo las imágenes, que también llegaron a la NASA. Sin mucho que pensar uno de los jefes desvió un satélite meteorológico para ver de qué se trataba la imagen; en cuanto recibió las imágenes quedó paralizado. Para esa hora el árbol medía más de ciento veinte metros de altura y la flor superaba los treinta metros de diámetro. Justo en ese momento, recibió una noticia que no logró entender.

La flor crecía sin control en medio del desierto. A las cinco de la tarde el tronco superaba los doscientos metros de alto y la flor ya tenía cincuenta metros de diámetro, y seguía absorbiendo luz solar. Mientras en la NASA casi todos miraban sorprendidos la imagen satelital, un grupo de científicos intentaba comprender lo que pasaba con el sol en ese instante; los instrumentos no mentían, el sol estaba perdiendo su energía.

A las ocho de la tarde el tronco había superado los mil metros de altura y la flor ya tenía trescientos metros de diámetro, siendo visible desde varios poblados cercanos. De pronto una sensación de frío se apoderó de todos los habitantes del planeta; a los pocos segundos un calor indescriptible acabó con la vida en la Tierra, y con el Sol en el sistema solar. Desde ese instante los planetas del sistema debería reacomodar sus órbitas en torno al nuevo sol, que no era otro que la semilla plantada por el enjuto y ya extinto anciano.