Era
una soleada mañana de verano, típica del mes de diciembre. El
espíritu navideño tenía poseídos a todos en el trabajo, y la
decoración les recordaba a todos la época del año. Esa mañana uno
de los oficinistas estaba extrañado, pues por una de las ventanas
que daba a un patio luz se escuchaba un bramido grave, como de
ultratumba, que inundaba todo el ambiente. Al principio era bastante
suave, pero con el pasar de las horas empezó a subir en intensidad,
hasta hacerlo desconcentrarse del todo en su trabajo. Por lo que veía
no había más salida que ir al patio luz a buscar qué hacía tanto
ruido a esa hora de la mañana.
El
hombre salió al patio luz, cuidando de dejar bien abierta la puerta
por si se encontraba con alguna sorpresa desagradable. Al salir al
iluminado lugar empezó a escudriñar; de pronto vio que dos enormes
ojos lo miraban temerosos. El hombre se agachó con cuidado, y se
encontró de frente con algo de forma esférica y color tierra, que
tenía dos grandes ojos, sin extremidades, con un remedo de nariz y
sin una boca visible. El hombre temeroso acercó una de sus manos al
extraño ser que de inmediato rodó hacia ella para apoyarse y
empezar a emitir una especie de ronroneo. Sin pensarlo dos veces el
hombre lo tomó y se lo llevó a su oficina.
El
hombre miraba extasiado y sorprendido al extraño ser, quien también
lo miraba curioso. El hombre tenía al extraño ser en el primer
cajón de su escritorio que tenía entreabierto para que el ser
pudiera mirar y respirar sin problemas. El hombre cada tanto metía
su mano al cajón y acariciaba al ser quien respondía con un suave
ronroneo; de pronto el hombre sintió ganas de ir al baño, por lo
que cerró casi por completo el cajón, dejando un pequeño espacio
para que entrara aire y luz y el ser no se sintiera secuestrado ni
asfixiado.
El
hombre se estaba lavando las manos en el baño. De pronto escuchó el
mismo bramido que escuchó en la mañana, y un grito desgarrador de
mujer; el hombre corrió presuroso a su oficina a ver qué había
pasado. Al entrar se encontró con una escena de película de terror:
una joven secretaria se encontraba tendida en el suelo llorando de
dolor al lado de una posa de sangre; sobre su escritorio se
encontraba el pequeño ser ronroneando, con la mano derecha de la
secretaria en su enorme y ensangrentada boca.