El
escritor miraba la pantalla del procesador de texto. Luego de media
hora sentado tratando que las palabras fluyeran de su mente por sus
dedos hacia la pantalla, ésta seguía completamente blanca. De hecho
así era como estaba su mente en esos instantes, en blanco absoluto;
no había pensamientos, sentimientos, ideas, deseos, odios, nada que
fuera capaz de motivarlo a escribir lo que fuera. El hombre estaba un
poco frustrado, pues era su costumbre que no pasaran más de diez
minutos ante el computador antes de empezar a escribir; sin embargo
en esos momentos la situación era novedosa y molesta para él.
Dos
horas, tres cafés y cinco cigarrillos más tarde la pantalla y su
mente seguían en blanco. El escritor se paseaba de un lado al otro
de su habitación, luchando por que alguna idea llegara a su mente,
pero al parecer era imposible. En ese instante se le ocurrió salir a
dar una vuelta, a ver si el contacto con desconocidos le servía para
que su cerebro se activara o encontrara algo para empezar a trabajar.
Luego de una hora caminando por su barrio y más allá, volvió
derrotado: ni la más mísera idea había podido crear su cerebro,
dejándolo desconcertado y algo temeroso.
Seis
horas más tarde el escritor tenía el colon completamente inflamado
por los nervios y los quince cafés que se había tomado, y ya estaba
abriendo la segunda cajetilla del día. No había modo que alguna
idea se asomara a su cerebro, y su situación se estaba haciendo
insostenible; el temor de no poder volver a escribir se había
apoderado de él, y no encontraba salida alguna a su dilema. Preso de
la desesperación se arrodilló al lado de su cama, se inclinó,
metió la mano bajo ella para sacar el revólver que tenía escondido
en el lugar para defensa personal. Con la mente nublada y sin ver
otra salida, el escritor colocó el cañón del arma en su boca y
tiró del gatillo.
El
escritor miraba satisfecho la pantalla del procesador de texto. Luego
de media hora sentado sin que ninguna idea llegara a su mente, se le
ocurrió fantasear respecto de lo que le pasaba, y escribió un
cuento acerca de un escritor sin ideas que terminaba suicidándose al
no lograr escribir nada. Lo sé, parece real, pero es lo que es, sólo
un simple y breve cuento de miércoles por la tarde…