El
músico estaba frente a la pantalla del computador con el software de
partitura abierto sin lograr crear nada nuevo. Sobre una de sus
piernas apoyaba su guitarra, y sólo lograba tocar una vieja melodía
que repetía una y otra vez, que estaba pegada en su memoria hace
meses, y que ya había compuesto varias semanas antes. El hombre
intentaba jugar con su guitarra para forzar alguna idea que saliera
de improviso y así poder crear un tema nuevo; sin embargo nada
brotaba de sus manos en sus cuerdas lo que le causaba una frustración
enorme.
Luego
de tres horas sentado mirando al computador, el músico se cansó y
decidió tirarse un rato a la cama para dormitar un rato, a ver si
luego del reposo las ideas si llegaban a su cabeza. A los pocos
minutos el músico se quedó dormido, y un extraño sueño se apoderó
de su mente. El hombre caminaba por un lugar desolado, que parecía
un desierto. De pronto una figura humanoide se presentaba frente a
él, vestido de túnica negra que le tapaba el rostro, y portaba en
su mano una herramienta enorme que no alcanzó a ver en su totalidad.
La figura echó mano a un bolsillo dentro de su túnica desde el cual
sacó una partitura donde se leía claramente una melodía que jamás
había escuchado. El hombre se apuró en memorizar las notas antes
que el sueño acabara. Luego de memorizar la melodía, el hombre
despertó con una sonrisa enorme en su rostro.
El
músico estaba frenético. Luego de despertar se sentó al
escritorio, sacó su guitarra y de inmediato empezó a interpretar la
melodía que había visto en su sueño, quedando maravillado. Un par
de minutos más tarde estaba en el computador transcribiendo la
partitura al software, para luego empezar a crear uno a uno los
instrumentos para completar la fantástica melodía que había
imaginado mientras dormía, y que ahora ya tenía forma. Finalmente
el músico activó una interfaz midi con la que pudo escuchar en su
totalidad la creación que había terminado de transcribir.
El
músico se puso de pie. De pronto tras él se escuchó un fuerte
golpe; el hombre se dio vuelta y vio una escena incomprensible. La
guitarra estaba en el suelo con las cuerdas hacia abajo, y en la
silla yacía su cuerpo inerte. El hombre miró para todos lados: de
pronto frente a él se materializó la figura que le había entregado
la partitura en su sueño. El hombre lo miró, y ahora sí logró ver
la herramienta que la figura llevaba en su mano, lo que le causó una
gran tristeza. La figura estiró su mano libre, dejando ver sólo
huesos: el hombre simplemente tomó la mano del esqueleto con túnica
y echona, y se dejó llevar por su cruel destino.