Si entras a este blog es bajo tu absoluta responsabilidad. Nadie asegura que salgas vivo... o entero. Si imaginaste que aquellas pesadillas interminables que sufrí­as de niño cuando te daba fiebre eran horrorosas, prepárate para conocer una nueva dimensión de la palabra HORROR...

jueves, octubre 15, 2020

Culpa

 El viejo hombre recordaba su pasado con amargura. La culpa lo invadía a cada segundo, haciéndole la vida tortuosa y dolorosa. Cada cosa que había pasado en su existencia parecía ser responsabilidad suya, y ello lo tenía agobiado, sufriendo una pena que le impedía avanzar en su realidad. A veces veía el futuro como un pozo oscuro lleno de tormentos; otras veces no era capaz de ver su futuro.

El viejo hombre avanzaba por la calle con los ojos llorosos. Los recuerdos lo torturaban a cada momento, y su vida ya casi no parecía tener sentido. Su camino de vuelta a casa pasaba por un puente que cruzaba un canal con alto flujo de agua, y bastante peligroso por la turbiedad del fluido y lo pegajoso del lecho. Cuando el hombre cruzaba el puente a la mitad, se afirmó de la baranda y saltó al torrente sin que nadie la alcanzara a detener.

El viejo hombre era arrastrado por las aguas canal abajo. La fuerza del fluido lo hundía a cada rato, sin que él intentara nada por mantener su cabeza afuera. A los doscientos metros uno de sus pies se enganchó en una raíz en el lecho del canal, quedando atascado con la cabeza bajo el agua, un par de minutos después la falta de oxígeno le hizo perder la conciencia, y una extraña escena se empezó a desarrollar.

El viejo hombre veía su cuerpo inerte atascado en el lecho del canal. Su vida parecía estar abandonándolo a cada segundo; de pronto a su lado aparecieron imágenes de las personas de su pasado mirando su cuerpo con pena, y haciéndole saber que no era responsable sino sólo de las decisiones que le importaban a él. En ese instante el viejo hombre entendió que los muertos de su familia no estaban sobre sus hombros, sino en las almas de cada cual. Con pena vio cómo su cuerpo se ponía cada vez más fláccido, y cómo se acercaba a la muerte a cada segundo. De pronto un torbellino de las aguas bajaron y levantaron su cuerpo, desenganchándolo del fondo y permitiéndole avanzar. Cien metros más allá una enorme roca bloqueó el avance de su cuerpo, luego de lo cual su alma retornó a su lugar para que empezara a vivir la nueva oportunidad que él mismo se había regalado.

Cinco segundos después, el viejo hombre volvió a respirar luego de toser violentamente, quedando a la espera de la llegada de los equipos de rescate. Diez segundos después sus manos se resbalaron de la roca; cinco metros más allá su cabeza se estrelló contra una piedra mediana, haciendo que su alma se despegara irreversiblemente de su cuerpo. Ahora su alma cargaba sobre sus hombros la culpa de su última decisión.