La
mujer estaba sentada en el cine viendo por enésima vez la misma
película. Hacía ya dos semanas que había ido a ver la cinta por
primera vez, luego de lo cual quedó enamorada, por lo cual iba día
tras día a verla una y otra vez. Era extraña para ella la
fascinación que le había causado la película, pues ella no era una
fanática del cine; sin embargo, había algo en la película que la
llamaba y no la dejaba dejar de verla una y otra vez.
Esa
tarde era la tercera vez que estaba viendo la película, aprovechando
la función rotativa. La mujer se daba la maña para pasear por los
pasillos sin salir del recinto hasta que faltaban pocos minutos para
el inicio de la nueva función, instante en el cual volvía a
ingresar a la sala.
La
cinta era una película de época basada en hechos reales según
rezaba la presentación. Era la historia de un esclavista que abusaba
de todas sus esclavas, hasta que llegaba una de la cual se enamoraba,
y por la cual decidía cambiar radicalmente su estilo de vida;
obviamente ello no fue bien visto por sus vecinos, quienes terminaron
asesinándolo, luego de la cual la esclava lograba su libertad pero
quedaba sin motivos para vivir. La mujer se sentía identificada con
la historia, y se imaginaba en el lugar, siendo la esclava que
conquistaba al esclavista y lo hacía cambiar de estilo de vida.
La
mujer estaba instalada lista para la tercera reproducción del día.
En ese instante una mujer mayor se sentó a su lado y se puso a
hablarle de todo, tal como si fuera una confidente en un café. La
mujer se empezó a sentir un poco incómoda con la anciana, pero
simplemente la dejó hablar. De pronto la anciana le dijo que era una
bruja, que sabía que ella estaba enamorada de la película, que le
había caído bien, y que con sus poderes la podía transportar al
instante en que los hechos había ocurrido para que viviera la
historia. La mujer se largó a reir, pero decidió seguirle el juego
y decirle que sí, que la transportara a dicho lugar. La anciana
entonces sacó una bolsita negra desde su cartera, puso el contenido
en la palma de su mano, y sopló en el rostro de la joven.
Un
par de minutos más tarde la joven despertaba de una suerte de
pesadilla; aún no sabía qué le había soplado la mujer al rostro,
pero rogaba por no haber sido secuestrada o algo peor. De pronto
despertó en un campo de día, con una hacienda similar a la de la
película a no más de cincuenta metros de distancia; al parecer la
anciana era una bruja de verdad, y había cumplido su palabra. De
pronto la joven intentó moverse, y se dio cuenta que estaba atada de
manos. Al mirarse se dio cuenta que estaba ataviada con vestimentas
de hombre, y atada a un árbol. A un par de metros de distancia
estaba una mujer negra, llorando y rogando por su vida. De pronto un
hombre malagestado golpeo con la culata de una escopeta su rostro, lo
trató de traidor, y le dijo que lo torturarían todo el día por
haberse metido con una negra asquerosa.