Si entras a este blog es bajo tu absoluta responsabilidad. Nadie asegura que salgas vivo... o entero. Si imaginaste que aquellas pesadillas interminables que sufrí­as de niño cuando te daba fiebre eran horrorosas, prepárate para conocer una nueva dimensión de la palabra HORROR...

viernes, mayo 07, 2021

Correos

 La secretaria revisaba enojada su correo electrónico en el celular. A las tres de la mañana empezaron a sonar alertas de correos seguidas, que terminaron por hacerla despertar. La mujer encendió la luz del velador, tomó su teléfono, intentó enfocar su vista hasta que pudo ver que tenía quince correos electrónicos de su trabajo. Para ella era incomprensible algo así, pues en quince años de trabajo nunca había sido molestada fuera del horario del trabajo, ni menos a una hora tan extraña. Luego de gruñir algunos insultos, se sentó en la cama y se dispuso a revisar quién había sido el desadaptado que le escribía a las tres de la mañana para encararlo al día siguiente.

La mujer no entendía bien qué era lo que estaba pasando. El remitente de los correos le era desconocido, pues no era un compañero de trabajo, pero su nombre le parecía familiar; tal vez podía ser porque el apellido del remitente era el de uno de los nombres de la compañía, pero ello no tenía mucho sentido, pues nunca había conocido a los dueños, y no le parecía lógico que un desconocido le escribiera a esa hora de la madrugada. Grande fue su sorpresa al abrir uno por uno los correos y encontrar en todos el mismo mensaje: “cuidado con el conductor del caballo”. Luego de darle muchas vueltas al mensaje decidió volver a dormir y preocuparse del asunto a la mañana siguiente, en el trabajo.

La mujer llegó cansada a la oficina. Luego de iniciar sus funciones habituales empezó a preguntar a todos por el remitente del mensaje, sin que nadie le pudiera dar una respuesta lógica. De pronto vio que el aseador le hacía señas desde un rincón: al acercarse, el anciano le dijo que el nombre por el que preguntaba era de uno de los socios fundadores de la empresa, y que había muerto atropellado años atrás sin que nunca nadie diera con el conductor que lo asesinó. La mujer volvió a su puesto de trabajo, más confundida que al principio.

A media mañana el socio que quedaba vivo la llamó para coordinar las reuniones de la semana. Al ver su cara de cansancio el hombre le preguntó qué le pasaba, a lo que la mujer respondió contándole del extraño sueño que había tenido. El hombre la miró desconcertado, para luego seguir ordenando las reuniones de la semana. Una vez terminaron, el hombre le pidió a la secretaria que cuando pudiera fuera a una librería que quedaba a trs cuadras de la oficina, pues necesitaba el repuesto para su pluma fuente, que sólo ella podía comprar adecuadamente.

A la hora de colación la mujer salió de la oficina camino a la librería a comprar el repuesto que le había pedido su jefe. Al cruzar la calle y sin que alcanzara a reaccionar, fue atropellada por un vehículo deportivo que se dio a la fuga, matándola en el instante. Al volante del Ford Mustang iba su jefe, quien no dejaría que el socio al que había atropellado siete años atrás, volviera para importunarlo tal como lo había hecho en vida.