Si entras a este blog es bajo tu absoluta responsabilidad. Nadie asegura que salgas vivo... o entero. Si imaginaste que aquellas pesadillas interminables que sufrí­as de niño cuando te daba fiebre eran horrorosas, prepárate para conocer una nueva dimensión de la palabra HORROR...

domingo, mayo 23, 2021

Vagabundo

El viejo vagabundo caminaba cansado por la caletera esa fría y oscura madrugada. Durante la noche no había podido dormir porque a un par de muchachos no se les ocurrió nada mejor que asaltar a un transeúnte entrada la noche, sin saber que la víctima era un policía de civil: luego de las amenazas, el policía sacó de entre sus ropas su arma de servicio. Los muchachos al parecer estaban drogados pues en vez de rendirse o huir cargaron con sus cuchillos contra el policía, quien terminó disparando para defenderse y acabando con las vidas de ambos asaltantes. A partir de ese momento el sitio se llenó de patrullas, motoristas, policías de a pie, algunos vehículos privados y hasta una ambulancia, que sólo llegó a constatar el deceso de los jóvenes y la indemnidad del policía.

Cerca de las cuatro de la madrugada el barullo paró. El policía fue trasladado a un cuartel, el suelo fue cubierto por letreritos con números hasta que una mujer abrigada terminó de revisar el lugar una y otra vez, y de hacerle muchas preguntas al policía. De hecho la mujer vio al anciano y le preguntó qué había visto él: el viejo vagabundo respondió lo que vio, luego de lo cual fue dejado en paz para seguir su ya interrumpida rutina. Todo terminó cuando un par de hombres envueltos en trajes blancos envolvieron en bolsas a los dos muchachos y los subieron a una camioneta, probablemente para hacerles autopsias y aclarar lo que estaba claro para todos.

Media hora más tarde el vagabundo caminaba por la caletera con su carro de supermercado con sus cosas, buscando un sitio para alcanzar a dormir algún tiempo antes que amaneciera y el ruido y los transeúntes lo obligaran a moverse. De pronto el viejo vagabundo fue abordado por dos personas que lo amenazaron con armas blancas para arrebatarle su carro. El anciano los miró, sonrió y soltó el artefacto, para luego quedarse parado a un metro de distancia a observar lo que pasaría más tarde. Cinco minutos después las almas de los dos asaltantes muertos recién empezaron a entender lo que les estaba pasando, luego de ser incapaces de mover el carro o siquiera tomarlo del manillar. Diez minutos más tarde el anciano tomó su carro y siguió su rumbo incierto, sin que la sonrisa se borrara de su rostro.