Si entras a este blog es bajo tu absoluta responsabilidad. Nadie asegura que salgas vivo... o entero. Si imaginaste que aquellas pesadillas interminables que sufrí­as de niño cuando te daba fiebre eran horrorosas, prepárate para conocer una nueva dimensión de la palabra HORROR...

viernes, junio 04, 2021

Camionero

 El camionero manejaba enfurecido esa tarde. Dos horas antes, en un control carretero, un carabinero de no más de veintiún años le había cursado una multa por exceso de velocidad. El hombre llevaba treinta años manejando su camión, y nunca algún carabinero con experiencia lo había multado. El conductor miraba con furia la infracción que debería pagar en dos semanas más en un juzgado de policía local de un pueblo de mala muerte ubicado en medio de la nada, donde tuvo la mala suerte de toparse con el inexperto policía.

El camionero manejaba raudo su máquina; mal que mal no podrían cursarle una nueva infracción por la misma falta el mismo día, por lo que no le importaba acelerar el motor hasta los ciento cincuenta kilómetros por hora. Con la música rock a todo volumen, la carretera lo llamaba a correr más y más rápido cada vez.

El hombre ya iba manejando cerca de los ciento sesenta y cinco kilómetros por hora. De pronto vio a la distancia un nuevo control carretero, y alcanzó a darse cuenta que el carabinero manipulaba un radar de velocidad. El camionero intentó bajar la velocidad pero sus frenos no hicieron caso; sin embargo los policías lo ignoraron, pudiendo el hombre seguir con su acelerada marcha.

El hombre había logrado bajar la velocidad a ciento cuarenta kilómetros por hora. Nuevamente divisó a la distancia un nuevo control carretero, nuevamente no fue capaz de desacelerar su máquina, y nuevamente fue ignorado por la policía.

El camionero ahora manejaba a noventa kilómetros por hora, bajo el límite velocidad en carretera. Cerca de dos kilómetros más adelante se apreciaba una gran cantidad de vehículos policiales y un desvío de tránsito. El conductor empezó a señalizar para cambiar de pista; sin embargo el volante no respondía, y se mantuvo derecho avanzando hacia los vehículos. El camionero empezó a pisar el freno: para su desconcierto el pedal tampoco funcionaba, por lo que su máquina mantuvo su velocidad. El hombre intentó accionar el freno de mano, que tampoco respondió. Sin más que hacer el hombre hizo sonar su bocina, la que tampoco sonó. Al llegar a la zona en que se encontraban los vehículos, su máquina se detuvo. En ese instante el camionero se dio cuenta que el lugar estaba siendo rodeado por un accidente. Al fijar mejor su vista se dio cuenta que la máquina que había chocado era muy parecida a la suya. Luego vio con estupor el cadáver de un carabinero en el suelo, que no era otro que quien la había cursado la infracción. Al mirar con detención, vio cómo dos hombres bajaban de la cabina del camión un cadáver, que no era otro que el suyo, quien había fallecido al no respetar el control carretero, arrollando al joven carabinero para luego estrellarse contra una barrera de concreto. En ese instante se dio cuenta que destino era seguir circulando por la carretera hasta que alguien se apiadara de él y lo llevara a su descanso eterno.