Si entras a este blog es bajo tu absoluta responsabilidad. Nadie asegura que salgas vivo... o entero. Si imaginaste que aquellas pesadillas interminables que sufrí­as de niño cuando te daba fiebre eran horrorosas, prepárate para conocer una nueva dimensión de la palabra HORROR...

sábado, octubre 16, 2021

Anteojos

La muchacha apretaba constantemente los tornillos de sus anteojos. Ella usaba un modelo sin marco sujeto por tornillos que se soltaban a cada rato, lo cual hacía que la estructura fuera inestable, por lo que debía estar ajustándolos a cada instante. Con los problemas de agudeza visual que tenía, cada vez que se sacaba los anteojos para apretarlos quedaba temporalmente viendo siluetas en colores borrosos que se aclaraban una vez que los anteojos volvían a su rostro. La muchacha parecía tener una compulsión con sus anteojos, pero todo era producto de la necesidad de comodidad para poder ver bien.

Esa tarde la joven había salido de su trabajo a la hora de siempre, y estaba sentada en la plaza mirando su entorno; de pronto sintió que la estructura de sus anteojos volvía a estar inestable, por lo que se los sacó y se dispuso a apretar los tornillos. Al menos estando sentada en la plaza podía hacerlo de modo seguro, sin el temor a caer por no ver bien por dónde estaba pisando. Mientras los apretaba la joven vio una masa de colores acercándose rápidamente a ella; casi como acto reflejo se colocó los anteojos para ver lo que se venía, dándose cuenta que nada se estaba acercando a ella en ese instante.

La joven se dio cuenta al tacto que los tornillos estaban casi salidos, por lo que debió utilizar sus uñas para apretarlos y recuperar lo antes posible su visión. Justo cuando estaba por terminar de ajustar uno de los tornillos vio acercarse por su derecha una sombra amenazante; al colocarse los anteojos vio que nada había. Luego de cuatro amagos de amenaza sin que nadie se acercara a ella, se dio cuenta que su mente le estaba jugando una mala pasada.

Dos minutos más tarde la joven ya había apretado tres de los cuatro tornillos. Cuando estaba por terminar de apretar el cuarto, vio frente a ella avanzando una masa enorme; estando consciente de las falsas alarmas previas, siguió apretando el tornillo sin tomar en cuenta la visión. De pronto vio de reojo que quienes estaban sentados a su lado se paraban rápidamente; un segundo antes del impacto escuchó el sonido de una bocina. El personal del servicio médico legal demoró cerca de media hora en recoger todas las partes de su cuerpo destrozado por el camión sin frenos que había acabado con su vida. Su alma estaba de pie mirando la escena, mientras a su lado una entidad superior le explicaba que intentó avisarle en seis ocasiones que ese no era un lugar seguro para arreglar sus anteojos.