Si entras a este blog es bajo tu absoluta responsabilidad. Nadie asegura que salgas vivo... o entero. Si imaginaste que aquellas pesadillas interminables que sufrí­as de niño cuando te daba fiebre eran horrorosas, prepárate para conocer una nueva dimensión de la palabra HORROR...

domingo, octubre 03, 2021

Libro

 El joven leía lo más rápido que podía esa tarde en la biblioteca. Dada su precaria situación económica no tenía medios para comprar libros, por lo que aprovechaba al máximo sus visitas a la biblioteca leyendo la mayor cantidad de capítulos posible de sus libros favoritos, para así no quedar con la duda del final de un día para otro. Ya había hecho su costumbre el no leer libros de más de ciento cincuenta páginas, que era el máximo que alcanzaba a leer en una jornada para así terminarlos en una sola visita.

En una de sus visitas a la biblioteca, antes de entrar, se puso a conversar con un hombre mayor, que le recomendó un libro encarecidamente, y le dijo que su contenido podía ser capaz hasta de cambiarle la vida: el joven anotó el nombre, le agradeció al hombre y en cuanto entró consultó por el título. El bibliotecario lo miró con curiosidad, le dijo que lo tenía y fue a buscarlo al interior. Grande fue la sorpresa del muchacho al ver un volumen gigantesco de más de mil páginas en papel biblia, con caracteres bastante pequeños. El bibliotecario le dijo que no se preocupara, que casi nadie pedía ese libro, así que no habría problemas para poder leerlo en varias visitas. El joven le preguntó al bibliotecario si lo podía llevar a su domicilio, pero ello era imposible pues era la única copia del texto, por lo que se lo llevó a su mesa de costumbre y empezó ávidamente a leerlo.

Al cuarto día de lectura el joven se encontró con la desagradable sorpresa que otro lector había pedido el libro antes que él, por lo que no podría continuar la lectura. El joven decidió esperar por si el otro lector devolvía el libro, cosa que no pasó hasta la hora de cierre; frustrado, el muchacho volvió a su domicilio sin haber leído nada ese día. Pasaron cinco días, y cada vez que llegaba el libro ya había sido pedido.

Al sexto día el muchacho llegó temprano a pedir el libro; cuando el bibliotecario le dijo que ya había sido solicitado, sacó de entre sus ropas una pistola, disparándole en la cabeza. El joven entró a la sala de lectura donde la gente huía despavorida al verlo con la pistola humeante en la mano; el muchacho encontró a quien había pedido el libro, puso la pistola en su cabeza y disparó nuevamente. El joven se sentó en la sala de lectura, abrió el libro donde había quedado y empezó a leer. Quince minutos más tarde llegó la policía a terminar con el cambio de vida que el libro le había regalado