Si entras a este blog es bajo tu absoluta responsabilidad. Nadie asegura que salgas vivo... o entero. Si imaginaste que aquellas pesadillas interminables que sufrí­as de niño cuando te daba fiebre eran horrorosas, prepárate para conocer una nueva dimensión de la palabra HORROR...

sábado, octubre 23, 2021

Creación

 La entidad meditaba en silencio en un lugar indeterminado del tiempo y del espacio. El ser usaba una antigua posición aprendida en la época en que tuvo cuerpo físico, pues le ayudaba a abstraerse de la realidad que lo rodeaba. Su poderosa mente tenía un fin para dicha meditación: ver al Creador en persona.

La entidad bajó su frecuencia de vibración para utilizar la menor cantidad de energía posible en existir, y destinarla toda a acercarse a la creación divina. Sin mucha dificultad empezó a regresar en el tiempo a la época en que aún encarnaba, y desde allí empezó a viajar a su pasado. Había sucesos en sus encarnaciones que en otras oportunidades podrían haberlo sobresaltado y hasta avergonzado, pero era tal su nivel de concentración, que ahora pasaban frente a él como lo que eran: recuerdos de un pasado remoto que le habían permitido llegar a donde estaba en ese momento. Su mente retrocedía en el tiempo a gran velocidad, y cada vez se acercaba más al instante en que su alma inmortal fue creada.

La entidad se encontraba en una realidad casi incomprensible para su nivel de evolución. Mataba para comer, ingería animales crudos, y la ingesta de trozos de sus almas le causaban inquietud; varios segundos debió utilizar para comprender que ello había ocurrido hace eones y que ya estaba limpio de todas esas barbaridades que cometió durante su desarrollo. De pronto saltó a una encarnación en que apenas tenía conciencia de su entorno, y que duró un tiempo bastante breve: había llegado a su primera vida física, lo que lo ponía ad portas de presenciar la creación de su alma y conocer a su Creador.

La entidad seguía vibrando bajo para no malgastar energía. Se encontraba rodeado de seres de luz que estaban concentrados en torno a él, en un entorno invisible para sus sentidos. Mientras retrocedía en el tiempo le era más difícil visualizar lo que pasaba a su alrededor, pues todo lo veía desde dentro de sí mismo; en ese instante su mente entendió que no estaba viviendo ese instante sino observándolo. Luego de tomar conciencia de ello pudo separarse de sí mismo y convertirse en espectador del evento. Así pues pudo verse tendido en una superficie blanca rodeado de seres de luz llenos de amor que insuflaban su propia energía para ayudar a crear su alma, y que vibraban a una frecuencia tan alta que agitaban todo el entorno. De pronto las entidades guardaron silencio: había llegado el momento en que el Creador aparecería a darle el soplo vital inicial a su proyecto de alma. Grande fue su sorpresa, y casi mayor su decepción, al darse cuenta que el Creador, el infusor de la energía inicial, era él mismo.