Si entras a este blog es bajo tu absoluta responsabilidad. Nadie asegura que salgas vivo... o entero. Si imaginaste que aquellas pesadillas interminables que sufrí­as de niño cuando te daba fiebre eran horrorosas, prepárate para conocer una nueva dimensión de la palabra HORROR...

sábado, noviembre 06, 2021

Audífonos

 El adolescente escuchaba música en su teléfono celular conectado con audífonos inalámbricos. Después del celular los audífonos habían sido el mejor regalo que sus padres le habían hecho, pues ya no debía lidiar con la incomodidad de un cable que se enredaba en los botones y cierres de su ropa, y que inclusive a veces se enganchaba en sus dedos cuando andaba descuidado. Ahora podía caminar libremente y hasta desplazarse en el transporte público sin mayores problemas.

Esa mañana el joven iba camino a su colegio. Luego de abordar el bus en el paradero se sentó al final de la máquina para ir escuchando música sin que nadie lo molestara y llegar relajado a clases. A la mitad de uno de los temas, de pronto la señal se interrumpió, para luego empezar a escuchar una canción que parecía ser del gusto de sus abuelos, con instrumentos no electrónicos y una voz que sonaba dulce y melodiosa sin necesidad de filtros ni efectos. El joven sacó su teléfono, desconectó los audífonos y los volvió a conectar, con lo cual recuperó su música de siempre; de todos modos revisó su lista de reproducción para asegurarse que no se había colado nada extraño, o que alguno de sus padres le hubiera gastado alguna broma.

Dos cuadras más allá de nuevo su lista se interrumpió para dar paso a música de abuelos; el muchacho interpretó que sus auriculares se estaban conectando a la señal de otro teléfono o reproductor. El joven empezó a mirar a su alrededor, y no encontró a nadie añoso; de hecho los que iban escuchando música lo hacían con audífonos con cables, por lo que no fue capaz de identificar el origen de dicha música. De pronto el cansancio del despertar temprano hizo presa de él, quedándose dormido.

El joven despertó de pronto asustado, pensando en que se había pasado de largo en el camino al colegio. Al despertar se dio cuenta que seguía escuchando música de abuelos, pero que era reproducida por la radio del bus. En ese instante se dio cuenta que algo incomprensible había pasado: ya no tenía sus audífonos ni su teléfono, estaba vestido con ropas muy antiguas pero aparentemente recién fabricada, en vez de su mochila llevaba un bolso de cuero duro con dos ganchos para su cierre, todos a su alrededor estaban vestidos con ropa antigua, y la ciudad se veía como en las fotos de sus abuelos. Al bajar del bus se encontró con una ciudad que no conocía, que parecía estar cincuenta años en el pasado y a la cual no pertenecía; al mirar el vehículo alejarse se dio cuenta que tenía dos grandes ganchos en su techo que se conectaban a la red eléctrica. Aparentemente debería aprender a vivir esa nueva realidad, y lo mejor era partir entrando a su viejo colegio que ahora parecía estar recién construido.