Si entras a este blog es bajo tu absoluta responsabilidad. Nadie asegura que salgas vivo... o entero. Si imaginaste que aquellas pesadillas interminables que sufrí­as de niño cuando te daba fiebre eran horrorosas, prepárate para conocer una nueva dimensión de la palabra HORROR...

domingo, abril 10, 2022

Helado

 La niña caminaba de la mano de su madre por la calle tomando un helado de agua de color rojo brillante. En ese momento la pequeña era feliz comiendo su helado favorito y paseando de la mano de la mujer a la que más quería en todo el mundo, lo que fuera que ello significara. El sabor de la paleta de helado y la sensación de frío en su boca por una parte, y la sensación de tibieza en la mano que tomaba la de su madre por la otra llenaban su mente y satisfacían sus sentidos todo a la vez. La felicidad era tan simple que hasta la pequeña la podía entender.

El helado se derretía lentamente, y gruesas gotas de color rojo caían sobre su vestido manchándolo a cada paso; sin embargo ello no parecía preocupar a su madre, quien se veía seria mientras miraba al resto de la gente a su alrededor y no se fijaba en las manchas del vestido de la pequeña. De vez en cuando los ojos de la madre encontraban a los de su hija, y cada vez que ello ocurría una sonrisa invadía sus rostros. Pero los ojos de la madre estaban demasiado atentos a la gente que caminaba en torno a ellas.

La niña miraba algo extrañada a su alrededor. La gente que caminaba en la calle usaba ropas de variados colores, mientras que su madre vestía un largo vestido negro que la tapaba desde el cuello hasta los tobillos. Muchas de las mujeres andaban con pelo corto o medianamente largo, y de distintos colores; el de su madre llegaba hasta su cintura, y era tan negro como su vestido. La gente en la calle corría o caminaba extremadamente rápido; ella y su madre mientras tanto, caminaban con toda calma. La gente en la calle gritaba o vociferaba; ella y su madre caminaban en absoluto silencio.

La niña seguía disfrutando su helado; en ese momento vio que toda la gente corría en contra del sentido en que ellas caminaban, empujándolas mientras su madre mantenía su mano asida firmemente. De pronto apareció un hombre alto con una cosa brillante en su mano; la mujer miró a los ojos a su hija y le sonrió. Un segundo después la niña vio cómo el objeto brillante pasaba por el cuello de su madre, y sintió que la mano que la asía se soltaba, siendo de inmediato tomada por la mano del hombre alto, quien siguió caminando con la niña de la mano. La niña se dio vuelta y vio el cuerpo de su madre tirado en el suelo; su cabeza parecía no estar en su lugar. Las gotas de helado se confundían con las gotas de sangre de la bruja que se dejó decapitar por el guerrero que se haría cargo desde ese instante de su hija. El alma de la mujer miraba complacida al saber que había cortado la maldición de hacía un par de milenios de su casta; la niña se dio vuelta por última vez y se despidió de ella con su mano, luego de haber terminado su helado.