Si entras a este blog es bajo tu absoluta responsabilidad. Nadie asegura que salgas vivo... o entero. Si imaginaste que aquellas pesadillas interminables que sufrí­as de niño cuando te daba fiebre eran horrorosas, prepárate para conocer una nueva dimensión de la palabra HORROR...

domingo, mayo 01, 2022

Astrónomo

 El astrónomo estaba desconcertado, y algo frenético. Llevaba cerca de tres horas revisando una y otra vez los datos de la computadora, y simplemente le parecía increíble la información que entregaba el ordenador. Sólo le quedaba un paso para dar, y si salía positivo debería empezar a comunicarse con otros observatorios, corriendo el riesgo de quedar en vergüenza si es que su análisis estaba errado. Pero la importancia de su descubrimiento era tal que debía avisarlo si no le quedaba lugar a dudas.

El astrónomo trabajaba en una suerte de red mundial de detección de asteroides en ruta de colisión con la Tierra, cuyo objetivo era avisar con tiempo la presencia de algún cuerpo celeste que pudiera en algún instante revestir peligro para la integridad del planeta. La red de telescopios escaneaba a tiempo completo el cielo para emitir alertas que permitieran tomar medidas a tiempo si es que existiera la posibilidad de algún impacto. Esa tarde uno de los radiotelescopios detectó un cuerpo eventualmente peligroso; el astrónomo vio la información, e inmediatamente se dio cuenta que debería haber un error, pues según los datos el cuerpo de quinientos metros de diámetro impactaría la superficie de la Tierra en 48 horas, cosa que era imposible pues debería haberse detectado al menos con un año de anticipación. El astrónomo empezó a cotejar datos de otros radiotelescopios del observatorio, y todos arrojaban el mismo resultado.

El astrónomo estaba empezando a desesperarse, todos los datos concordaban y no parecía haber error en el descubrimiento. Ya había oscurecido, por lo que había llegado el momento de hacer observación directa del cielo para ver con un telescopio óptico lo que los radiotelescopios y computadores habían encontrado. El profesional alineó el telescopio según las coordenadas arrojadas por el sistema, y al mirar por el visor descubrió que todos los computadores se habían equivocado. El hombre suspiró, y dio el aviso correspondiente.

El astrónomo estaba sentado al aire libre, fuera del edificio que albergaba los aparatos del observatorio. En el suelo había una botella de whisky, un vaso, y una bolsa de hielo. El telescopio óptico le permitió darse cuenta del error de los computadores: el asteroide no llegaría en 48, sino en 4,8 horas desde la última alerta. Luego de confirmado el hallazgo el profesional se comunicó con el resto de la red, quienes también habían llegado a la misma conclusión. La decisión que tomaron fue la más racional posible en ese momento: no dar aviso a nadie, y sentarse a ser espectadores de primera fila del más grande espectáculo que vería la humanidad en toda su historia.