Si entras a este blog es bajo tu absoluta responsabilidad. Nadie asegura que salgas vivo... o entero. Si imaginaste que aquellas pesadillas interminables que sufrí­as de niño cuando te daba fiebre eran horrorosas, prepárate para conocer una nueva dimensión de la palabra HORROR...

domingo, mayo 08, 2022

Pensamientos

El hombre estaba sentado mirando al infinito con los ojos cerrados en la silla de su oficina. Su mirada estaba fija en el horizonte entre sus pensamientos y sus sentimientos; su límite era preciso pero demasiado lejano para los ojos de su mente. Arriba sus sentimientos volaban en millones de colores, algunos inexistentes pero perceptibles para su mirada; abajo sus pensamientos aparecían como formas lógicas, estructuradas y bien delimitadas en tonos grises y sepias. La diferencia entre ambos era enorme, pero el contraste de tonos y colores era simplemente perfecto. De pronto un carraspeo lo volvió a la realidad.

El hombre estaba excelentemente evaluado en la empresa, pues trabajaba más rápido que el resto y sus gestiones financieras le habían dado grandes ganancias a la institución. Su jefatura lo sabía, por lo que le daban la licencia para dejar su mente volar de vez en cuando pues sabían que luego de ello algo bueno pasaría para todos. Sin embargo su posición en la institución causaba envidia, y uno de sus compañeros estaba decidido en lograr que lo despidieran. Sin que su jefe supiera contactó al gerente y lo citó para que llegara a la hora en que el hombre estaba con los ojos cerrados en la oficina, denunciándolo por dormir en el trabajo. El gerente lo vio, carraspeó para despertarlo y lo citó a la oficina de su jefe.

El gerente estaba enojadísimo. Pese a que el jefe le explicó las capacidades del hombre, el gerente se cerró y simplemente despidió al hombre, informándole que no recibiría indemnización alguna por lo grave de su falta. El hombre al salir de la oficina vio el rostro sonriente de quien lo denunció, y sin decir nada se dirigió a su cubículo a recoger sus cosas. Al entrar al lugar, se sentó un par de minutos en su silla, cerró sus ojos y luego empezó a guardar sus pertenencias en una caja de cartón.

Diez minutos más tarde el hombre salió de su oficina, se despidió de la gente que quería y de su jefe y abandonó el edificio rumbo a su hogar. Su futuro parecía incierto en esos momentos pero nada parecía preocuparlo. Mientras ordenaba sus cosas a la salida del edificio escuchó una sirena: dos minutos más tarde se detuvo una ambulancia donde él estaba parado, de donde descendieron tres personas que entraron corriendo al edificio. El hombre se paró un par de metros más allá a esperar un bus para irse a su casa. Cuarenta minutos después apareció un vehículo policial y uno de la morgue: quince minutos más tarde bajaron en una camilla un cuerpo cubierto por una bolsa negra. El hombre subió al bus que esperaba; en la vereda estaba el alma de quien lo denunció mirando triste al hombre, quien simplemente cerró sus ojos para explicarle al fallecido que toda acción tenía consecuencias.