Si entras a este blog es bajo tu absoluta responsabilidad. Nadie asegura que salgas vivo... o entero. Si imaginaste que aquellas pesadillas interminables que sufrí­as de niño cuando te daba fiebre eran horrorosas, prepárate para conocer una nueva dimensión de la palabra HORROR...

sábado, julio 23, 2022

Confusión

 La muchacha estaba confundida. A sus dieciséis años sabía que estaba muerta, pero no entendía lo que estaba sucediendo. Había ido a ver a su novio, un hombre diez años mayor, agresivo, sin control de impulsos y adicto a varias drogas. Pese a los ruegos de su madre la muchacha se sentía atraída por las actitudes violentas del hombre, quien en varias oportunidades se había trenzado a golpes por ella. La muchacha se sentía protegida por el hombre, y sentía que era capaz de controlar sus arrebatos. Esa noche sin embargo la mezcla de alcohol y quien sabe qué otras sustancias tenían al tipo convertido en una suerte de león hambriento encadenado a la muralla con una cadena de plata. A la primera provocación el hombre abofeteó a la muchacha botándola al piso; luego empezó a patearla sin piedad, y cuando la muchacha ya tenía la cara ensangrentada, el hombre sacó un arma de fuego y descargó sobre ella al menos cinco disparos que acabaron con su vida al instante. Desde ese momento en más, las cosas no habían pasado como ella creía que deberían pasar.

Luego del homicidio el alma de la muchacha se había separado de su cuerpo. La joven vio su cadáver botado en el piso, y al hombre desesperado haciendo llamadas telefónicas. Media hora más tarde apareció un furgón con tres hombres que tomaron su cadáver y lo subieron al furgón, para llevarlo luego por una suerte de laberinto de calles a un sitio eriazo donde había una mediagua, donde una mujer negra como el infinito la esperaba vestida de decenas de colores. La mujer ordenó que desnudaran el cadáver; luego empezó a rezar oraciones que la muchacha no conocía, y a pasar un ramo de ramas frescas untadas en algún líquido sobre su cuerpo. De pronto la mujer sacó una pequeña botella de su bolsillo vaciándolo sobre la boca de la muchacha: en ese momento el alma de la muchacha, en vez de ser atraída por una luz, fue absorbida por su cuerpo casi como si una aspiradora hubiera atacado una brizna de polvo. La muchacha estaba de nuevo en su cuerpo, pero algo no andaba bien.

La muchacha estaba confundida. Luego de muerta había sido reencarnada en su cadáver a la fuerza, y ahora no tenía voluntad sobre sus acciones. La mujer negra sonrió, acercó su boca al oído de la muchacha y le dijo algo en un idioma que no entendía; en ese instante su cuerpo se levantó, empezó a caminar, se dirigió a una casa ubicada a varios kilómetros de donde la habían reencarnado a su cuerpo. Varios hombres salieron a su encuentro pero al verla desnuda quedaron consternados y salieron huyendo despavoridos. La muchacha ingresó al domicilio, golpeó a una mujer que intentó detenerla y se dirigió a un hombre obeso y mal vestido quien sólo atinó a apretar con fuerza una cruz que llevaba al cuello, mientras la muchacha tomaba con sus dos manos la calva cabeza y con sus dientes rompía el cráneo y empezaba a devorar su cerebro, extasiada. A partir de ese momento, la joven zombie se convertiría en la punta de lanza de un poderoso ejército que controlaría las calles para el cartel de drogas liderado por la sacerdotisa vudú que la había convertido en su esclava, hasta el momento en que alguien supiera cómo volver a separar su cuerpo de su alma, pero esta vez para siempre.