Si entras a este blog es bajo tu absoluta responsabilidad. Nadie asegura que salgas vivo... o entero. Si imaginaste que aquellas pesadillas interminables que sufrí­as de niño cuando te daba fiebre eran horrorosas, prepárate para conocer una nueva dimensión de la palabra HORROR...

domingo, julio 03, 2022

Guitarrista

 El guitarrista intentaba encontrar el acorde perfecto para la letra que había llevado al ensayo el baterista de la banda. Esa tarde el músico parecía tener un bloqueo creativo, por lo que no dudó en pedirle ayuda al resto de la banda. En no más de diez minutos ya habían logrado crear una estructura armónica para la canción, que de hecho sonaba bastante bien a los oídos del guitarrista, pero no era perfecta. Al terminar el ensayo un par de horas después, el guitarrista decidió quedarse para estudiar con mayor detención el tema y encontrar los ajustes necesarios a la base armónica para que sonara como él quería.

Tres horas más tarde el guitarrista seguía probando variaciones de los acordes sugeridos por el resto de la banda. Algunos sonaban mejor que los originales, pero distaban mucho del resultado que esperaba el músico. Finalmente el hombre se rindió y decidió irse a su casa a descansar, pues debía volver al trabajo como todos los días; en ese instante se dio cuenta que no tenía las llaves del estudio. Luego de llamar a sus compañeros se dio cuenta que las llaves se las había llevado el bajista, quien vivía demasiado lejos del lugar. Sin más alternativa, decidió quedarse esa noche en el estudio hasta que a la mañana siguiente llegara el bajista con las llaves para cerrar la sala y dejar todos instrumentos lejos de las manos de los amigos de lo ajeno.

A las dos de la mañana el guitarrista se despertó extrañado: estaba escuchando la misma canción que estuvo trabajando, pero ahora sonaba perfecta a sus oídos. El hombre se dirigió al foco del sonido, llegando al estudio de grabación. Al mirar por el vidrio vio una imagen incomprensible: un cuarteto de batería, contrabajo y dos guitarras antiguas, de músicos negros vestidos a la usanza de principios del siglo XX. El guitarrista no entendía cómo habían entrado al estudio; sin embargo al notar la perfección del sonido decidió anotar en tablaturas los acordes interpretados por los músicos antes de averiguar qué estaba pasando. Luego de escribir todo encendió las luces de la sala de grabación, la que se encontraba completamente vacía y en silencio.

Al siguiente ensayo el guitarrista presentó la nueva armonía a la banda: sus compañeros quedaron maravillados por el resultado. Ese mismo día el bajista había llevado otra letra para ensayar, por lo que luego de empezar a armar las bases de la composición en curso, empezaron a intentar crear la armonía del nuevo tema. El guitarrista no intervino, y al terminar el ensayo les dijo a sus compañeros que esa noche se quedaría nuevamente en el estudio. Los músicos se despidieron del guitarrista quien se dispuso a esperar la reaparición de la banda de músicos negros con los acordes perfeccionados del nuevo tema. Esa noche el demonio volvería con su banda de músicos infernales para ahora reclamar el alma del guitarrista, tal como un par de siglos antes lo había hecho con Paganini, quien sí lo hizo conscientemente.