Si entras a este blog es bajo tu absoluta responsabilidad. Nadie asegura que salgas vivo... o entero. Si imaginaste que aquellas pesadillas interminables que sufrí­as de niño cuando te daba fiebre eran horrorosas, prepárate para conocer una nueva dimensión de la palabra HORROR...

domingo, julio 10, 2022

Perro

El anciano regaba el antejardín con toda calma esa tarde de domingo. Junto a él jugaban sus nietos, quienes corrían a su alrededor esquivando el chorro de agua, que el anciano manejaba hábilmente para evitar mojar a los pequeños. En la puerta de la casa estaba echado su viejo perro, fiel compañero de sus últimos años de vida. Dentro de la casa, sus hijos y sus parejas compartían una agradable tarde de conversación, en espera de la hora de almuerzo.

En un vehículo sin patente tres personas observaban la escena en silencio. El conductor estaba pendiente del tráfico por si había que hacer alguna maniobra intempestiva, mientras los tres ocupantes miraban el antejardín del anciano y sacaban fotografías con sus teléfonos celulares. Uno de los hombres, el de mayor edad, se fijaba principalmente en los nietos del hombre, vigilaba sus movimientos y se preocupaba de cada detalle. Los otros dos estaban atentos a los movimientos del anciano. Ninguno se fijaba en el perro.

De pronto la puerta de la casa se abrió, y una mujer llamó a los niños y al anciano a almorzar; los niños corrieron raudos al interior de la casa, mientras el anciano se dirigía a la llave de agua donde estaba conectada la manguera para cerrarla y luego entrar. En ese instante los tres hombres bajaron corriendo del vehículo, abrieron la reja del antejardín y tomaron por los brazos al anciano. La mujer en la puerta se puso a gritar, llamando la atención de todos al interior de la casa. Los hijos del anciano salieron corriendo. El perro seguía incólume.

Un forcejeo se produjo entre los tres hombres y los hijos del anciano. Los tres hombres tenían más fuerza en conjunto que los hijos, por lo que sacaron al anciano por la fuerza del antejardín y lo subieron al vehículo, poniéndole una capucha negra sobre la cabeza antes de iniciar la huida. Los hijos del hombre quedaron consternados. El perro se puso de pie y se asomó a la reja.

El vehículo corría por la calle a toda velocidad. De pronto el chofer frenó bruscamente, antes que el hombre mayor le tratara de decir que no se detuviera ante nada. Frente al vehículo había una entidad enorme sin forma, pero cuya presencia aterrorizó de tal manera al conductor, que le produjo una falla cardíaca que le provocó la muerte en forma instantánea. El anciano sacó una cruz de madera y una botella de agua bendita, pero ya era demasiado tarde: la entidad absorbió al vehículo con todos sus ocupantes, para luego dejar salir al anciano. El demonio había ganado una nueva batalla, consumiendo el alma de tres exorcistas y liberando al anciano que tres siglos atrás había hecho pacto con él. Mientras tanto el perro, fiel amigo del anciano y contenedor del alma del demonio, volvía a echarse a la puerta de la casa.