Si entras a este blog es bajo tu absoluta responsabilidad. Nadie asegura que salgas vivo... o entero. Si imaginaste que aquellas pesadillas interminables que sufrí­as de niño cuando te daba fiebre eran horrorosas, prepárate para conocer una nueva dimensión de la palabra HORROR...

sábado, julio 30, 2022

Esclavos

 El mocetón estaba encadenado por el tobillo a un enorme árbol del terreno de su dueño. El esclavo estaba cumpliendo castigo por haber murmurado algo luego de una orden de su dueño. El terrateniente era implacable con sus esclavos, y no dejaba pasar atisbo alguno de insurrección. Así había sido por los cerca de treinta años en que había sido dueño de esa tierra y de esos esclavos, y por cerca de cien años en que su familia se había asentado en ese territorio y había comprado a esa familia de esclavos, que ya llevaba seis generaciones conviviendo con ellos. La relación era de odio mutuo, y se notaba en el aire cada vez que alguien visitaba el lugar.

La madre del mocetón era la encargada de la cocina de la hacienda. La mujer ya estaba acostumbrada a ver a su hijo castigado, pues era quien menos toleraba a la familia del terrateniente; de hecho ese castigo había sido uno de los más suaves sufridos por el mocetón. La mujer recordaba que en una oportunidad en que el terrateniente consideró que el muchacho se había sobrepasado con una de sus hijas lo había golpeado de tal modo que casi había acabado con su vida. La mujer miraba por la ventana a su hijo encadenado al árbol mientras cocinaba; de pronto se detuvo y le dijo a la esposa del terrateniente que debía ir a buscar hierbas aromáticas.

La mujer del terrateniente miraba casi extasiada a la esclava cocinando. Aparte de la olla de comida tenía una olla pequeña en que había colocado muchas hierbas maceradas a cocer con la tapa puesta; la mujer le preguntó a la esclava por qué tenía una vela encendida frente a la olla, a lo que la cocinera respondió que era un secreto de familia para mejorar el sabor de la sazón que estaba preparando. Luego de media hora la mujer sacó la pequeña olla del fuego y la vació completa sobre la olla de la comida.

La familia del terrateniente estaba en pleno en la mesa saboreando la comida preparada por la esclava. Todos estaban maravillados por el increíble sabor. Mientras la familia comía, la esclava salió al patio a liberar a su hijo. El mocetón miró con espanto a su madre mientras ella le sacaba el grillete: la vieja mujer lo miró a los ojos y lo hizo callar en silencio. De pronto se escucharon gritos desgarradores en el comedor de la hacienda. Cinco minutos después apareció la esclava con su hijo, quien miró la escena casi consternado. La mujer le indicó al mocetón cuál de los cerdos había sido la hija del terrateniente por si quería hacerle algo antes de faenar a toda la familia para alimentar a los ahora ex esclavos.