Si entras a este blog es bajo tu absoluta responsabilidad. Nadie asegura que salgas vivo... o entero. Si imaginaste que aquellas pesadillas interminables que sufrí­as de niño cuando te daba fiebre eran horrorosas, prepárate para conocer una nueva dimensión de la palabra HORROR...

domingo, septiembre 04, 2022

Preguntas

El hombre se sentía agobiado. La joven mujer sentada frente a él lo bombardeaba con preguntas incómodas que no sabía bien si correspondía que contestara en una primera cita. La mujer era bastante atractiva, no llevaba anillos en las manos por lo que no parecía tener compromiso, vestía elegantemente, parecía empoderada y dueña de la situación. Su mirada era seria, pero él sabía que en el fondo la mujer estaba interesada en él, sino no le estaría preguntando tantas cosas de su vida privada. El hombre dudaba si contestar o no, tal vez lo haría para ver cómo reaccionaría la mujer para con él.

El hombre era algo tímido. En general no se acercaba a las mujeres, sino que dejaba que ellas tomaran la iniciativa, lo que no era difícil que pasara dadas sus características físicas: el hombre era bastante alto, corpulento, rubio, de ojos claros, usaba barba larga, bigotes y pelo largo, lo que le daba un aire como a vikingo, lo que era bastante bien visto por las mujeres que siempre se acercaban a hablarle cuando iba a algún bar los fines de semana. El hombre siempre se mostraba cohibido cuando alguna mujer le hablaba, pero con el pasar de los minutos se tranquilizaba y terminaba hablando hasta altas horas de la noche. En más de alguna ocasión alguna de las mujeres lo había invitado a terminar la noche en algún lugar más privado, lo que no le gustaba mucho, pues le gustaba dormir en su dormitorio; sin embargo de vez en cuando aceptaba, pero siempre dichas citas terminaban mal.

La mujer lo miraba molesta al no recibir las respuestas que esperaba. En más de una ocasión le dijo que cooperara, cosa que le parecía extraña, pues ninguna de sus citas previas había usado esa palabra. La mujer era extraña, pero mostraba su interés en él, así que respondería sus preguntas acerca de sus citas. Cada vez que alguna mujer lo invitaba a un motel, el hombre intentaba hacer las cosas que a él le gustaban, pero que al parecer no eran del agrado de las mujeres; así, en general las noches terminaban con el hombre yéndose solo a su domicilio, insatisfecho del todo con la actitud de las mujeres que cambiaba por completo en cuanto se cerraban las puertas de la habitación.

El hombre se sentía agobiado. La mujer insistía en los detalles; pero él era un caballero, y un caballero no tenía memoria. La mujer finalmente se aburrió, se puso de pie y dijo que más adelante volvería a continuar el interrogatorio, y que esperaba que en dicha ocasión cooperara. El hombre intentó ponerse de pie, pero las grilletas y el gendarme se lo impidieron.