Si entras a este blog es bajo tu absoluta responsabilidad. Nadie asegura que salgas vivo... o entero. Si imaginaste que aquellas pesadillas interminables que sufrí­as de niño cuando te daba fiebre eran horrorosas, prepárate para conocer una nueva dimensión de la palabra HORROR...

sábado, marzo 25, 2023

Correo

 El hombre se mostraba molesto al ver la pantalla de su celular. En la aplicación de correos proliferaban las ofertas de créditos que jamás había necesitado ni pedido en decenas de bancos en los cuales no tenía cuentas, que ocupaban memoria y le hacían perder tiempo en eliminarlos. Si bien era cierto había pasado a muchos de ellos a la carpeta de spam, seguían llegando invitaciones a endeudarse libremente en cualquier minuto del día o de la noche, con direcciones de correos cada vez más extrañas.

Esa mañana se había decidido a eliminar a todas las cuentas que le enviaban ofertas, por lo que en el horario en que el resto del personal tomaba café, se encerró en su oficina con su taza y empezó a enviar todas las cuentas que encontraba con ofertas a la carpeta de spam. De pronto apareció un correo que venía sin asunto; el hombre lo abrió esperando otra oferta de banco. Sin embargo al abrir el mail se encontró con una simple cuenta regresiva en horas, minutos y segundos, que terminaba ese mismo día a la hora de salida del trabajo, sin ningún mensaje en ningún idioma. El hombre simplemente lo vio, y lo agregó de inmediato a la misma carpeta de las ofertas bancarias.

Cerca de mediodía su teléfono vibró, señal de la recepción de un nuevo correo. Al abrirlo, el hombre se encontró nuevamente con la cuenta regresiva. Extrañado, volvió a eliminar el correo; sin embargo al terminar de hacerlo le llegó otro más con la misma cuanta regresiva. Luego del quinto borrado, entendió que estaba cayendo en un loop, por lo que simplemente lo dejó como leído en su bandeja de entrada, volviendo a sus obligaciones.

Faltando una hora para la hora de salida, su teléfono volvió a vibrar; en la bandeja de entrada no había nada nuevo, sino simplemente la cuenta regresiva avisó que faltaba una hora para el término. El hombre estaba molesto pero a la vez sorprendido con el correo, pues se notaba que el programador se había esmerado en hacer una suerte de correo y aplicación capaz de mantener la atención del usuario. El hombre entendió que era una campaña publicitaria que se lanzaría a la hora de salida del trabajo; simplemente decidió seguir en sus labores hasta que el correo enviara el mensaje al terminar la cuenta regresiva.

Un minuto antes de la hora de salida el hombre ya estaba en la fila del reloj control para marcar el término de su jornada; en ese momento volvió a vibrar su teléfono, probablemente indicándole el inicio de la campaña publicitaria. Treinta segundos más tarde sacó el teléfono de su bolsillo para ver en qué consistía el anuncio: una mueca de estupor se apoderó de su rostro. El teléfono había vibrado varias veces enviándole mensajes que decían que le quedaba cierto tiempo para ingresar el segundo nombre de su madre, para evitar el colapso del planeta. El hombre no entendía esa extraña campaña publicitaria; sin embargo, y sólo por precaución, decidió ingresar al dato solicitado. Cuando estaba listo para apretar el botón enviar, el plazo se acabó. Al segundo siguiente su alma, con todas las demás del resto del planeta, flotaban libres en medio de la nada, esperando pasar al más allá: la suya en particular debería dar bastantes explicaciones a la entidad superior que le envió los mensajes para evitar lo que ya había sucedido.