Si entras a este blog es bajo tu absoluta responsabilidad. Nadie asegura que salgas vivo... o entero. Si imaginaste que aquellas pesadillas interminables que sufrí­as de niño cuando te daba fiebre eran horrorosas, prepárate para conocer una nueva dimensión de la palabra HORROR...

domingo, julio 02, 2023

Mensaje

 

Las voces asolaban la cabeza del estudiante. En la sala de clases el muchacho intentaba concentrarse en lo que el profesor decía, pero varias voces en su cabeza le hablaban a la vez impidiéndole concentrarse en las materias que se dictaban. Lo que para él era lo peor, es que las voces en su cabeza le impedían escuchar a sus compañeros, lo que podría ser mucho más notorio que no escuchar al profesor. El muchacho estaba empezando a desesperarse, y hacía todo lo posible para que ello no se notara en sus acciones.

A la hora del recreo el muchacho se arrinconó en el patio para que nadie le hablara. Las voces en su cabeza parecían hablar cada vez más fuerte, y casi le impedían escuchar el barullo de los cientos de estudiantes en el patio del colegio. De pronto el muchacho vio cómo una muchacha, a la que todos apodaban como la “rara”, se le acercaba; el joven palideció, esperando que no se dirigiera a él, pues no sabía si sería capaz de escucharla. La muchacha se paró frente a él y le preguntó en voz alta qué le pasaba; el muchacho le murmuró lo de las voces. La joven lo miró, y antes de dar la vuelta e irse hacia otro lado le preguntó nuevamente en voz alta qué era lo que le decían; en ese momento el joven se dio cuenta que no había prestado atención al mensaje, pues al ser tantas voces, de buenas a primera no era capaz de discriminar lo que cada voz decía.

El recreo había terminado. El joven estaba encerrado en el baño. Al concentrarse en las voces se dio cuenta que todas decían lo mismo pero a distinto tiempo, como un coro cantando un canon pero a destiempo. Luego de algunos minutos fue capaz de entender el mensaje: las voces le decían que matara a la muchacha que le había hablado en el recreo. El joven incrédulo se dirigió a la sala de clases; al sentarse las voces aumentaron el volumen y se hicieron sentir a coro, a tal nivel que el muchacho sólo lograba ver al profesor moviendo los labios, sin ser capaz de escuchar nada.

A la hora del segundo recreo el muchacho estaba desesperado, pues las voces literalmente gritaban en su cabeza, dejándolo completamente descontrolado. De pronto la muchacha del recreo anterior se dirigió hacia él; el joven al verla se dirigió raudo al baño, pues sabía que no sería capaz de escucharla, aparte de no saber cómo explicarle lo del mensaje. Un minuto más tarde el muchacho había entrado a uno de los baños; en ese momento vio que la puerta se abría delante de él: era la muchacha que lo había seguido hasta el baño. Las voces arreciaban de modo tal en su cabeza que casi sin pensarlo puso sus dos manos en el cuello de la joven y empezó a apretar con todas sus fuerzas: dos minutos más tarde las voces se callaron, tal como la vida de la “rara”. Treinta segundos después el joven salió del baño gritando a los cuatro vientos lo que había hecho. Al lado de él estaba el alma de la joven, quien había logrado su objetivo: por medio de telepatía había entrado a la mente del joven para darle el mensaje, y así lograr morir sin necesidad de suicidarse y tener que pagar el precio por dicho pecado. Ahora el precio lo pagaría el muchacho por su asesinato, cosa que siempre la había tenido sin cuidado.