Si entras a este blog es bajo tu absoluta responsabilidad. Nadie asegura que salgas vivo... o entero. Si imaginaste que aquellas pesadillas interminables que sufrí­as de niño cuando te daba fiebre eran horrorosas, prepárate para conocer una nueva dimensión de la palabra HORROR...

sábado, noviembre 04, 2023

Manifestación

Los manifestantes marchaban por la calle contando el tránsito al avanzar por la calzada; sus gritos llenaban el ambiente y la cantidad de personas los convertía en una turba amenazadora. El joven policía estaba destinado ese día al control del orden público; era la primera vez que le tocaba controlar una protesta, por lo que la incomodidad y los nervios lo acompañaban esa jornada. Incomodidad, por la cantidad de elementos y ropas de seguridad que debía portar, incluyendo un escudo para establecer una barrera contra los manifestantes. Nervios, por la incertidumbre que involucraba todo lo que podía suceder ese día.

Tras el policía iba otro compañero que tenía más experiencia en esos menesteres, quien guiaba sus pasos tomándolo firmemente por uno de sus hombros. Hasta ese momento no había pasado nada grave, los manifestantes mantenían su distancia y sólo se dedicaban a gritar sus consignas sin destruir nada a su paso; ninguna piedra había sido arrojada contra ellos, ni nadie había intentado romper la formación de los policías. De pronto se empezaron a escuchar silbidos al unísono, y el compañero que iba afirmándolo apretó su hombro y alcanzó a decirle que tuviera cuidado: el joven alcanzó a levantar la mirada, y vio cómo una especie de bola naranja volaba por los aires en dirección suya.

La manifestación se detuvo, y tanto policías como manifestantes quedaron paralizados en medio de la calle. La bomba incendiaria había sido lanzada por uno de los manifestantes que llevaba una especie de casco y máscara de gases que ocultaba casi en la totalidad su rostro. Sin embargo, el artefacto de fabricación casera se había detenido en el trayecto, quedando suspendida en el aire a tres metros por sobre el escudo hacia el cual había sido apuntado. El novel policía y su compañero guía no lograban entender lo que estaba sucediendo; en ese momento los compañeros de quien había lanzado la bomba y que iban ataviados igual que él sacaron más bombas incendiarias y piedras, y las empezaron a lanzar contra la pareja de policías.

La situación era realmente incomprensible para todos. Luego del nuevo lanzamiento de piedras y bombas incendiarias había sucedido lo mismo: todos los artefactos habían quedado suspendidos en el aire, tal como en una película de fantasía o ciencia ficción. Manifestantes y policías no lograban entender lo que estaban viendo; mientras tanto, equipos periodísticos transmitían en vivo a sus canales de televisión la incomprensible situación. En ese momento el joven policía bajó el escudo: luego de ello las piedras y bombas incendiarias cayeron al suelo atraídas por la gravedad sin seguir su trayecto original: Mientras la bencina de las bombas se consumía en el pavimento, el compañero del joven policía soltaba su hombro y se alejaba atemorizado de lo que había visto. Sólo en ese instante el muchacho supo que tenía el poder de la telekinesis, siendo capaz con su mente de detener lo que le habían lanzado. En la calle tanto manifestantes como policías se disgregaron. En las filas de los manifestantes empezaron a pensar cómo luchar contra ese extraño policía. En las filas policiales los oficiales empezaron a pensar cómo aprovechar el poder del policía que se había manifestado en esos momentos. En la mente del policía sólo un pensamiento lo ocupaba: terminar el turno para ir a su casa y abrazar con fuerza a su madre y a su padre.