Si entras a este blog es bajo tu absoluta responsabilidad. Nadie asegura que salgas vivo... o entero. Si imaginaste que aquellas pesadillas interminables que sufrí­as de niño cuando te daba fiebre eran horrorosas, prepárate para conocer una nueva dimensión de la palabra HORROR...

domingo, noviembre 19, 2023

Río

 El río pasaba torrentoso bajo el puente vehicular en medio de la ciudad. Casi nadie notaba su presencia pues siempre había sido parte del entorno, de hecho la ciudad había nacido y crecido en torno a él, amoldándose a su anatomía para no alterar su curso original y permitir la tan necesaria supremacía de la naturaleza sobre las creaturas humanas. Sus riberas habían sido hermoseadas y convertidas en parques y paseos, completando una perfecta fusión entre todos los actores de la ciudad

Esa mañana había un taco que detenía los vehículos sobre el puente, el cual vibraba con fuerza cada vez que algún camión pasaba o quedaba detenido en el lugar. Uno de los conductores miraba con desdén por la ventanilla esperando a que avanzara la fila de vehículos; su vista se fijó algunos segundos en el curso del agua, que parecía hipnotizarlo. De pronto divisó una especie de sombra en el río; al mirar con mayor detención se dio cuenta que la sombra parecía tener forma humana. El hombre se bajó del vehículo para ver con mayor detención la sombra: al darse cuenta que efectivamente la forma era humana, sacó su teléfono celular para llamar a la policía.

El conductor del vehículo que venía tras el suyo se bajó a mirar y notó lo mismo, por lo cual empezó a gritar para llamar la atención del resto de los conductores: cinco minutos más tarde dos policías en motocicleta llegaron al lugar y al darse cuenta de la situación, llamaron a la central para pedir refuerzos.

Media hora más tarde varios vehículos policiales acordonaban el lugar, y funcionarios de fuerzas especiales habían bajado al río para sacar lo que fuera que generaba la sombra. Al llegar al lugar los policías vieron la sombra; sin embargo en la posición no había nada. Uno de los policías metió el brazo en el sitio, pasando de largo: la sombra correspondía a un túnel en vez de un cuerpo. Los policías se comunicaron con la jefatura, la cual ordenó que un buzo táctico se colocara traje con oxígeno para determinar a dónde daba el supuesto túnel.

El buzo terminó de colocarse el traje, probó el oxígeno, y una vez que todo estuvo listo entró al túnel. Dos minutos más tarde salió; extrañamente se veía como si hubiera subido de peso en esos dos minutos. Al sacarse la máscara y el gorro de goma sus compañeros quedaron sorprendidos: su rostro estaba lleno de arrugas y su frondosa cabellera negra había sido reemplazada por una notoria cabeza calva rodeada de largas canas por los lados de su arrugada cabeza.

Media hora más tarde el buzo estaba en la oficina central de la policía, con un uniforme dos tallas más grande que el que había usado esa misma mañana. Varios generales estaban frente a él con cara de pocos amigos, y luego del saludo protocolar le preguntaron qué había pasado en esos dos minutos. El relato del policía era inverosímil: según él la salida del túnel quedaba cerca de diez metros más abajo que la entrada. Al salir se encontró con una extraña ciudad en la que se quedó a vivir cerca de veinte años, luego de lo cual decidió volver para ver qué había pasado en su antiguo mundo, encontrándose con la sorpresa que sólo habían pasado dos minutos. En ese momento la puerta fue abierta de golpe: tres hombres con ropa que parecía de comandos negra, con pasamontañas y armados hasta los dientes entraron, tomaron al buzo y lo sacaron con violencia del lugar. Antes que los generales alcanzaran a reaccionar, un hombre pequeño y enjuto vestido de terno entró a la oficina para encargarse de eliminar a todos los generales y ocultar para siempre lo que había pasado en el túnel. El equipo de dobles de los generales ya estaba listo para empezar a reemplazarlos en el momento.