Si entras a este blog es bajo tu absoluta responsabilidad. Nadie asegura que salgas vivo... o entero. Si imaginaste que aquellas pesadillas interminables que sufrí­as de niño cuando te daba fiebre eran horrorosas, prepárate para conocer una nueva dimensión de la palabra HORROR...

domingo, diciembre 17, 2023

Caminata

 

El escritor había borrado ya el quinto intento de iniciar un nuevo texto. Esa mañana las musas no se habían acercado a él por lo que ninguna idea que sintiera como útil había llegado a su procesador de texto; las frases que había usado para intentar escribir algo eran simples clichés adornados que no terminarían en ningún texto digno de ser leído ni tampoco publicado. Su cerebro estaba seco de ideas, y no sabía qué hacer para volver a empaparlo.

A mediodía el escritor decidió salir a caminar por el barrio. El hombre se colocó su largo abrigo, tomó su sombrero y su bastón de mano y se dispuso a salir a dar una vuelta para distraerse, estirar las piernas y en una de esas, encontrar inspiración. El hombre salió de la casa y cruzó la calle en una esquina; justo tras él viró un auto a toda velocidad que casi lo atropelló. El escritor siguió su marcha lenta pero segura, hasta llegar a un pequeño parque municipal enrejado donde familias con niños y animales jugaban libremente. El hombre se sentó en un banco de la plaza, al lado de una mujer añosa que ni siquiera lo miró; el hombre simplemente no la tomó en cuenta y se dedicó a mirar su entorno.

Media hora más tarde el aire pareció calentarse levemente. De improviso un destello luminoso apareció de la nada, y se dejó escuchar una especie de bramido en el aire junto con un impacto en el suelo seguido inmediatamente de un suave temblor. El hombre no podía creer lo que acababa de suceder: una especie de meteorito había caíd desde el cielo justo sobre un auto que circulaba en ese momento por la calzada por fuera del parque.

El hombre se dirigió a toda velocidad junto a otros curiosos a ver qué le había pasado a los ocupantes del vehículo. Para sorpresa suya el vehículo traía sólo un ocupante, y la piedra había caído en el asiento del copiloto dejando un agujero que dejaba ver el pavimento. El conductor casi no podía creer la suerte que había tenido. En ese momento la inspiración llegó a la mente del escritor, quien vio en su cabeza una historia digna de ser escrita, publicada, leía y hasta tal vez, premiada. El hombre se dirigió raudo a su domicilio, pero se detuvo bruscamente al llegar a la primera esquina que había cruzado.

El hombre miraba a la calzada, deprimido. En el pavimento yacía su cuerpo en una postura no acorde con la posición normal delas articulaciones, encima de una gran poza de sangre. Tres metros más allá estaba el vehículo que él había visto virar detrás de él, pero que en realidad lo había atropellado y acabado con su vida. El conductor estaba fuera del auto frenético, intentando ubicar a su abogado por teléfono. Al lado de su cuerpo cerca de diez personas fotografiaban y grababan su cadáver para subirlo en vivo a las redes sociales. El alma del hombre pensaba en lo injusta que era la vida, que por fin le dado una buena inspiración, pero demasiado tarde para poder utilizarla. El alma se quedó en el lugar, esperando a ver qué venía ahora para su nueva etapa en la existencia universal.