Si entras a este blog es bajo tu absoluta responsabilidad. Nadie asegura que salgas vivo... o entero. Si imaginaste que aquellas pesadillas interminables que sufrí­as de niño cuando te daba fiebre eran horrorosas, prepárate para conocer una nueva dimensión de la palabra HORROR...

sábado, diciembre 02, 2023

Teléfono

 El teléfono de red fija sonaba sin cesar, impidiendo que el muchacho pudiera conciliar el sueño. Para el adolescente el aparato era completamente anacrónico, y no entendía por qué sus padres insistían en mantener ese aparato que funcionaba por medio de un cable, habiendo bastantes teléfonos celulares en la casa; sin embargo no era él quien mantenía la casa, por lo que su opinión no tenía impacto alguno en esas decisiones.

Luego de esperar un par de minutos, y ya que nadie contestaba el teléfono, el muchacho de puso de pie, levantó el auricular y saludó con voz cansada. En ese momento se escuchó del otro lado una voz como de ultratumba que lo saludaba por su nombre, y le preguntaba cómo estaba él y sus padres, a quienes también llamó por sus nombres de pila.

EL muchacho no entendía por qué alguien llamaba a las tres de la mañana preguntando como si nada por la salud de la familia. El muchacho respondió que todos estaban bien, luego de lo cual su interlocutor le dio las gracias y simplemente cortó. El muchacho miró con desdén el auricular, colgó, y se acostó a dormir.

A las cuatro de la mañana el teléfono volvió a sonar insistentemente; el muchacho despertó, y como nuevamente nadie contestara, se levantó y contestó la llamada. En esta ocasión la voz era de una mujer, y nuevamente parecía venir de reino de los muertos. La voz preguntó por los tres ocupantes de la casa con nombre y una vez que el muchacho le respondió que estaban todos bien, dio las gracias y cortó. El muchacho no salía de su asombro: pese a la hora necesitaba respuestas, y sabía bien dónde las buscaría.

El muchacho entró a la habitación de sus padres, quienes estaban despiertos, vestidos y con la cama pulcramente armada. El adolescente pasó por alto lo extraño de la situación, y les contó a sus padres el tenor de las dos llamadas recibidas. Sus padres lo miraron con cariño, y empezaron a contarle una historia inverosímil.

Los padres le contaron que esa casa tenía más de cien años, y la habían recibido como herencia de sus abuelos paternos: Sus abuelos habían dedicado sus vidas al espiritismo, haciéndose famosos por contactar almas de muertos con sus familiares, con un método jamás divulgado. Los padres le contaron que esa línea telefónica era el medio de contacto con las almas del más allá, que por eso la mantenían funcional, y que estaba llegando el tiempo de heredar dicho poder. El muchacho no creía nada, y apenas entendía lo que sus padres le contaron. En ese momento la habitación de sus padres pareció enfriarse rápidamente; de pronto de entre las sombras dos siluetas aparecieron de la nada.

Cinco de la mañana. El muchacho estaba sentado en su cama tratando de entender lo que había sucedido. En la habitación de sus padres se habían materializado las almas de sus abuelos. Ellos le explicaron que el don que ellos tenían lo había heredado él, y por ende él debía mantener la tradición familiar. El muchacho les dijo que cualquiera podía contestar el teléfono, a lo sus padres replicaron que ellos no eran capaces de escuchar las llamadas. En ese momento sucedió algo incomprensible: las almas de sus abuelos desaparecieron, y las figuras de sus padres también se desmaterializaron. En ese momento el muchacho vio los cuerpos de sus padres muertos en su cama. Ahora sólo le quedaba llamar a la policía o a la ambulancia para que lo ayudaran con la partida de sus padres, y luego ver cómo administrar su nueva condición.