Si entras a este blog es bajo tu absoluta responsabilidad. Nadie asegura que salgas vivo... o entero. Si imaginaste que aquellas pesadillas interminables que sufrí­as de niño cuando te daba fiebre eran horrorosas, prepárate para conocer una nueva dimensión de la palabra HORROR...

sábado, diciembre 09, 2023

Hallazgo

El geólogo estaba analizando un terreno que había sido comprado para construir un enorme mall con seis pisos de altura y tres niveles de estacionamientos subterráneos. Bajo su responsabilidad estaba determinar si el terreno podía soportar tamaña estructura y era por ello que estaba revisando exhaustivamente todas las capas del terreno. El especialista revisaba todas las capas de sedimento buscando alguna falla del terreno que pudiera significar inestabilidad durante el período de construcción y posterior uso. De pronto el hombre encontró algo extraño en una de las capas del sedimento, que para su experiencia era completamente incomprensible.

A la mañana siguiente llegó al terreno un arqueólogo. El profesional no lograba entender el por qué lo habían citado para contar con sus servicios, en cuanto vio la profundidad de la excavación, pues claramente los sedimentos estaban a una profundidad que se encontraba cerca de un millón de años de antigüedad. El geólogo lo llevó a una esquina del terreno, en ese lugar el hombre le mostró en un sedimento ubicado a más de un millón de años de profundidad, una anomalía que dejó paralizado al arqueólogo: en ese sitio había restos compatibles con un asentamiento urbano.

El arqueólogo llamó a diez colegas quienes llegaron en corto plazo a reírse de la estupidez que estaba planteando el profesor; luego de ver el lugar todos quedaron estupefactos, y empezaron a hacer las gestiones para empezar a hacer una excavación seria de tamaño descubrimiento, mientras el geólogo llamaba a su empleador para explicarle lo que estaba por suceder. De pronto una de las arqueólogas gritó desaforada, llamando la atención de todos sus colegas, que se acercaron a ver lo que había asustado a la doctorada en arqueología: el hallazgo dejó a todos congelados. En el lugar la doctora encontró una pequeña pieza de material indeterminado, que de la nada se iluminó sin fuente de poder visible.

Los once profesionales rodeaban el objeto mientras algunos trabajadores al ver el movimiento se acercaron curiosos. De pronto el capataz llamó la atención de todos indicando con su índice derecho al cielo. Cien metros sobre ellos una bola luminosa estaba suspendida en el aire sin moverse ni hacer ruido alguno. De un momento a otro la bola disparó un rayo luminoso que cayó directo sobre el material luminoso encontrado en la excavación. En ese momento las estructuras ubicadas en el sitio empezaron a desprenderse de la capa de sedimento en que se encontraban, y empezaron a levitar hacia la luz. En menos de diez minutos la nave interplanetaria recuperó el material que nadie podía descubrir para no alterar el desarrollo planificado para el tercer planeta de ese olvidado sistema solar de aquella pequeña galaxia que les había servido de laboratorio por millones de años para luego dar un verdadero salto cuántico en su propia evolución.