El
unicornio caminaba por la frondosa selva rodeado de enormes árboles
en flor, malezas y plantas de variados colores que iluminaban su
camino. Algunos metros hacia el sur un riachuelo color arcoíris
nutría a la naturaleza para mantener ese paraíso vital y
maravilloso tal y como había sido desde siempre. El unicornio se
abría paso a través de la naturaleza con sus alas, que hacían las
veces de brazos que le permitían avanzar sin tener que detenerse. Su
brillante cuerno casi parecía un foco que, si hubiera oscuridad, le
permitiría seguir avanzando normalmente sin necesidad de parar.
Mientras caminaba por el lugar, un grupo de pájaros dodo se movían
del otro lado del río; en el cielo una bandada de aves fénix
decoraba el paisaje haciendo ruido con el batir de sus poderosas
alas. La naturaleza era una verdadera obra de arte en ese tiempo y
lugar.
El
unicornio vio a lo lejos una especie de círculo enorme parado en
medio del bosque; al acercase se dio cuenta que en los bordes que
parecían de una piedra bien lustrada había bastantes signos que
para él no tenían significado alguno. De pronto vio que justo
pasado el círculo de piedra una extraña flor de enormes pétalos y
maravilloso olor flotaba en el aire; el unicornio decidió pasar a
través del aro de piedra para poder disfrutar de cerca la
maravillosa flor. Al cruzar por dentro del aro, una especie de
destello inundó el aire, y todo se hizo muy confuso.
El
animal no entendía qué era lo que había sucedido, pues de estar en
el maravilloso bosque que habitaba desde que tenía uso de razón,
ahora se encontraba en un lugar sin árboles, flores ni animales. De
hecho ni siquiera había tierra bajo sus cascos, pues este había
sido reemplazado por un piso duro de color gris que no tenía olor ni
se hundía bajo su peso. En ese momento un ruido ensordecedor como de
mamut salvaje se escuchó tras él: al darse vuelta a mirar vio una
cosa cuadrada con muchas luces que bramaba mientras avanzaba. De ahí
en más el aire se llenó de más ruidos de diversos tonos que salían
de animales cuadrados de distinto tamaño que aparecían por todos
lados. El animal no sabía dónde estaba ni qué le había sucedido.
De pronto y de la nada apareció un ave ruidosa en el cielo, luego de
lo cual una extraña sensación de sueño lo invadió, después de
ser picado en el lomo por un insecto que no alcanzó a ver.
Los
conductores de los vehículos en la carretera no entendían qué
pasaba. De la nada y luego de la caída de un rayo en medio de la
calzada, un caballo con alas y un cuerno en medio de la frente
apareció a interrumpir el tránsito, provocando un atochamiento de
proporciones casi inimaginables. En ese momento un helicóptero entró
en escena; de una de sus puertas un hombre vestido de negro le
disparó un dardo tranquilizante al mitológico animal, quien luego
de caer al suelo fue envuelto por una red que lo elevó y se lo llevó
por los aires a un destino desconocido, luego de lo cual el tráfico
volvió a la normalidad.
El
unicornio despertó de un atípico sueño. Al recuperar la conciencia
se encontró en una suerte de bosque iluminado por varios soles
pequeños. En el lugar había algunos pájaros dodos, un ave fénix y
otros miembros de su fauna de siempre, pero en escasa cantidad.
Mientras tanto en la sala de control del laboratorio estaban
impresionados: jamás creyeron que un unicornio cruzaría al presente
por el portal estelar dejado como trampa en el pasado para recuperar
especies mitológicas para tenerlos en la realidad actual