Si entras a este blog es bajo tu absoluta responsabilidad. Nadie asegura que salgas vivo... o entero. Si imaginaste que aquellas pesadillas interminables que sufrí­as de niño cuando te daba fiebre eran horrorosas, prepárate para conocer una nueva dimensión de la palabra HORROR...

domingo, febrero 25, 2024

Cantante

 La secretaria jugaba con su voz en su escritorio esa mañana de verano. A su haber tenía una larga historia de participación en coros aficionados, donde cantaba como contra alto. Además de ello, y dado el tono de su voz, participaba en una banda de blues, en la que su voz destacaba entre los demás instrumentos dándole la fuerza y le ternura necesaria a cada canción. La música era parte importante de su vida, y pese a que en general lo dejaba siempre para después del trabajo, esa mañana sintió la extraña necesidad de cantar aunque fuera en voz baja.

Mientras vocalizaba, la mujer se dio cuenta que en el resto de los cubículos no se escuchaba nada; cuando la mujer hizo silencio para saber qué pasaba, sus compañeros de trabajo la instaron a seguir cantando, pues su bella voz había sido capaz de calmar las aguas en una oficina que generalmente se caracterizaba por conflictiva. Media hora más tarde apareció su jefe, quien con mirada adusta le dijo que por favor siguiera cantando aunque fuera en voz baja, pues esa paz era necesaria de vez en cuando en ese trabajo. Luego de tales reafirmaciones, la mujer siguió cantando un poco más fuerte deleitando a sus compañeros y jefatura y estabilizando los ánimos del lugar.

A media mañana un temblor de mediana intensidad se dejó sentir en el lugar; la mayoría de la gente no lo tomó en cuenta, y mientras calculaban la intensidad, siguieron trabajando. Lo extraño era que pese a lo leve, el temblor no paraba; los funcionarios empezaron a ponerse de pie y a mirar por las ventanas hacia afuera, pues el temblor ya llevaba cerca de diez minutos y aún no se detenía.

Quince minutos más tarde el temblor continuaba. Algunos intentaban seguir trabajando, pero la mayoría estaba demasiado nervioso para poder rendir en el trabajo. En ese instante apareció por las escaleras el junior de la empresa, un muchacho joven, desgarbado y algo desaliñado, quien siempre andaba con sus audífonos puestos. Al ver el nerviosismo de todos recién se dio cuenta del temblor, y luego de cavilar un par de minutos, pareció iluminarse de la nada y se dirigió al cubículo de la secretaria que había dejado de cantar.

El junior se acercó a la mujer, y le dijo que ella podía detener el temblor; la mujer lo miró desconcertada, mientras el muchacho sonreía. De pronto el joven empezó a explicarle que según él los temblores eran desajustes en la frecuencia de vibración del planeta, y que un tono adecuado podía restablecer la vibración original y detener el temblor. Como ella era cantante, podría encontrar dicho tono, imitarlo con su voz y detener el sismo. La mujer lo miró tratando de entender tamaño disparate: sin embargo, sus compañeros de trabajo y su jefe le dijeron que nada se perdía, y que por favor lo intentara. El junior le dijo que cerrara los ojos, que escuchara la vibración, e intentara imitarla con su voz. La mujer cerró los ojos, sin lograr escuchar nada: el muchacho le dijo que se concentrara, que ya la escucharía. La mujer apretó más sus ojos ya cerrados, y de pronto llegó a sus oídos una vibración profunda, apenas audible. La mujer se concentró, y empezó a hacer vibrar las cuerdas vocales hasta encontrar el tono, instante en el cual abrió su boca e hizo sonar una “O” larga y profunda. Luego de quince segundos, el temblor empezó a bajar de intensidad, hasta detenerse. Sus compañeros de trabajo empezaron a aplaudir felices, hasta que la mujer les recordó que los temblores eran causados por movimientos en las placas tectónicas, y que lo que había pasado había sido una simple y entretenida coincidencia. Luego de acabado el barullo, la oficina volvió a la normalidad. Mientras tanto y mientras bajaba las escaleras con sus audífonos sin música, la deidad menor disfrazada como junior comunicaba a entidades por sobre él que ya había liberado las capacidades de la protectora del planeta, quien ya estaba lista para las catástrofes que estaban por suceder.