Si entras a este blog es bajo tu absoluta responsabilidad. Nadie asegura que salgas vivo... o entero. Si imaginaste que aquellas pesadillas interminables que sufrí­as de niño cuando te daba fiebre eran horrorosas, prepárate para conocer una nueva dimensión de la palabra HORROR...

domingo, marzo 03, 2024

Profesor

 El profesor tenía la pizarra llena de fórmulas matemáticas que sus alumnos miraban con desdén, pues sabían que cada viernes recibirían en sus correos el resumen de las clases de la semana. El profesor a veces echaba de menos el antiguo sistema educativo, ese donde el alumno respetaba y hasta admiraba al docente; sin embargo entendía que los tiempos habían cambiado, y que él no era más que una pieza en el engranaje productivo fabricado para entregarle a la sociedad esclavos mejor calificados para que mantuvieran el status quo con un sueldo que atenuara sus deseos de cambiar el sistema.

Ese día en la tarde el profesor había sido citado a la oficina del rector. El hombre terminó con sus pendientes una media hora antes de la reunión, por lo que decidió dormitar un rato; al despertar se arregló un poco y se dirigió a la oficina. El rector estaba acompañado por el resto del consejo docente de la facultad; el hombre no entendía el porqué de tanta formalidad, hasta que el rector habló. Sus alumnos habían enviado una carta reclamando por la carga académica que el profesor les daba, y que les causaba un estrés tal que les impedía rendir adecuadamente y sacar buenas notas; el consejo se había reunido y había decidido que por el bien de los alumnos el profesor debía ser desvinculado de su cargo. El hombre dio una larga explicación respecto de su metodología de trabajo; sin embargo el rector le replicó que si perdían a los alumnos la universidad se vería en problemas económicos, por lo que les convenía más desvincularlo y contratar otro docente que educara sin tensiones a los alumnos. El profesor volvió a replicar respecto de la calidad de educación que terminarían entregando si seguían por esa línea, pero nada de ello sirvió. El jefe de recursos humanos le entregó un sobre con un cheque de indemnización, y la carta de despido; su carrera docente en esa universidad había terminado.

A la mañana siguiente los alumnos se encontraron con un nuevo profesor, lo que hizo brotar aplausos espontáneos en el aula: los jóvenes entendieron el poder que tenían, por lo que ahora en adelante ellos serían quienes dictarían las reglas.

Cinco minutos antes de terminar la clase se escuchó un barullo en la puerta de entrada, seguido de un golpe seco; uno de los muchachos, quien practicaba tiro deportivo, palideció. Cinco segundos más tarde se abrió la puerta de golpe, cayendo dentro de la sala el cuerpo inerte de uno de los guardias con una herida redonda sangrando en medio de su frente; luego del primer grito de espanto una figura conocida por todos pasó por sobre el cadáver del guardia: era el profesor, armado hasta los dientes, quien parado en la puerta descargó todos los cargadores que traía de su pistola semiautomática calibre .9 milímetros en los cuerpos de sus alumnos, acabando con la vida de todos ellos en menos de tres minutos. Al terminar la masacre se dirigió a la oficina del rector en donde estaba reunido el consejo docente; el hombre tomó de su hombro izquierdo una escopeta con la cual terminó con todos los miembros del consejo. Antes de salir se dio cuenta que el rector aún respiraba, por lo que sacó un pequeño revolver calibre .22 con el que remató al moribundo. En ese instante la alarma del celular lo despertó: el profesor había soñado toda esa locura en menos de media hora; el hombre se desperezó, ordenó su ropa y se dirigió a la reunión. Justo antes de entrar sintió algo extraño en el bolsillo del pantalón: antes de entrar, reacomodó el revólver calibre .22 para que dejara de incomodarlo en la reunión que estaba por comenzar.