Si entras a este blog es bajo tu absoluta responsabilidad. Nadie asegura que salgas vivo... o entero. Si imaginaste que aquellas pesadillas interminables que sufrí­as de niño cuando te daba fiebre eran horrorosas, prepárate para conocer una nueva dimensión de la palabra HORROR...

domingo, abril 14, 2024

Bocinas

 El hombre terminaba de cargar bencina en la bomba cerca de su trabajo. El precio del combustible hacía que cada vez pudiera echar menos bencina con el mismo dinero, por lo que debía ir más veces al mes a la bencinera, lo cual le molestaba bastante: odiaba el olor a bencina, y cada visita al lugar era motivo de desagrado e incomodidad. Pese a todo, esa tarde no había tanto olor en el lugar, o su nariz estaba empezando a acostumbrarse al característico olor del combustible.

El hombre manejaba con tranquilidad por las calles de la ciudad. De pronto empezó a sentir una serie de bocinazos tras de él: el hombre no se dio por enterado en un principio, hasta que la cantidad de distintos tonos de bocina le hicieron darse cuenta que todos los vehículos tras el suyo hacías ruido para apurar la marcha. El hombre no entendía lo que pasaba, hasta que una imagen apareció en sus dos espejos laterales: a una gran distancia avanzaba hacia ellos una especie de nube negra, que cada vez parecía más cercana.

El hombre empezó a aumentar su velocidad; sin embargo ello no parecía ser suficiente, pues los bocinazos no bajaban en frecuencia e intensidad. Al llegar a un semáforo en rojo el hombre intentó detenerse, pero fue tal la presión del resto de los conductores que empezó a acelerar lentamente para tratar de pasar sin ser chocado; extrañamente no había tránsito en la calle perpendicular por lo que pudo pasar sin mayor problema.

El hombre seguía sin entender la premura de los conductores en la calle; de pronto una motocicleta ´de la policía lo alcanzó. El hombre quiso poner las luces de estacionamiento para detenerse, pero el motorista le gritó que acelerara lo más posible y huyera del lugar si es que quería seguir vivo. El conductor no entendió nada pero acató la orden y aceleró su vehículo casi a fondo.

El conductor seguía manejando a toda velocidad sin entender las palabras del policía. De pronto volvió a mirar por los espejos laterales y vio cómo la nube negra parecía acercarse cada vez más hacia él. En ese instante pudo distinguir detalles en la nube: el terror se apoderó de su alma y aceleró al máximo su vehículo.

Diez cuadras más allá dos vehículos de una academia de conducción avanzaban lentamente. El hombre empezó desesperadamente a tocar la bocina para hacer que se apuraran sin lograr su cometido, provocando un atochamiento enorme y que todas las bocinas volvieran a sonar como estruendo tras de él. La única posibilidad de apurarlos era que algún motorista, policial o civil, se metiera entre ellos y les dijera que una ola gigantesca de zombies avanzaba hacia ellos hambrienta de cerebros humanos.

2 Comments:

Blogger Don Paulo said...

Hola dr.
Pensaba cuantos años que mantienes las leras rojas con fondo negro. Deben ser diez años o mas?
Me gustó y me quedé pensando.
Saludos

5:55 p.m.  
Blogger Roxana said...

Dr. Debo decir que me quedé con ganas de un final más de su estilo. El desarrollo fue bueno pero el final me dejo como los finals de las series largas de Netflix...asi como con sabor a poco

3:17 p.m.  

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