Si entras a este blog es bajo tu absoluta responsabilidad. Nadie asegura que salgas vivo... o entero. Si imaginaste que aquellas pesadillas interminables que sufrí­as de niño cuando te daba fiebre eran horrorosas, prepárate para conocer una nueva dimensión de la palabra HORROR...

domingo, abril 07, 2024

Trampa

 Tres de la mañana. El incómodo sonido de una llamada al celular despertó a la mujer, quien no acostumbraba recibir llamadas a deshoras, por lo que inmediatamente pensó que algo malo le había pasado a algún familiar que vivía en el sur; sin embargo en cuanto contestó se dio cuenta que nada malo había pasado, al menos no a alguien de su entorno. La llamada era de un inspector de investigaciones, que requería de sus servicios a esa hora de la madrugada. La mujer se desperezó y se dirigió de inmediato a la ducha, pues una patrulla pasaría a buscarla en quince minutos. Hacía tiempo ya que no le tocaba ayudar a las policías, pues con el paso de los años sus servicios eran cada vez menos requeridos; sin embargo de vez en cuando pasaba algo extraño que requería el concurso de una médium en una escena de crimen.

Tres y cincuenta y cinco de la madrugada. La patrulla estacionó a la entrada de una parcela a las afueras de la ciudad; el acompañante del conductor, un policía muy joven, acompañó a la mujer hasta donde estaba el inspector. La mujer sintió algo extraño al entrar a la casa pero no le dio mayor importancia. El muchacho la acompañó hasta la pieza principal, a la entrada estaba el inspector, y desde la puerta se alcanzaba a ver una lona cubriendo un cuerpo, rastros de sangre, y una imagen que incomodó a la mujer: en el suelo había dibujado con un polvo blanco un pentagrama, el cual estaba descontinuado. Antes que el policía dijera algo, la mujer preguntó si el dibujo en el suelo estaba así cuando ellos llegaron, o alguno de los policías había pasado por encima de él y con sus pies lo había descontinuado; el hombre no respondió, y la mujer de inmediato se dirigió a ver qué era lo que había pasado con el rito efectuado.

La mujer no entendía qué era lo que estaba pasando; en cuanto entró al círculo de sal roto su visión se puso borrosa, empezó a marearse y a sentirse como fuera de sí. Al perder el equilibrio pasó a llevar la lona, y descubrió que bajo ella había un maniquí; al caer al suelo apoyo su palma en una de las manchas de sangre y su consistencia era similar a la de pintura fresca. La mujer miró hacia el inspector, quien en ese momento cerró la puerta dejando a la mujer a su suerte. Lo último que la médium alcanzó a notar fue un agujero oscuro abriéndose frente a sus ojos.

El policía subió a la patrulla acompañado de su hijo, un civil que nada tenía que ver con el trabajo de su padre y que sólo había actuado el papel que su progenitor le había ordenado. El policía por fin respiraba tranquilo: había intercambiado su alma por la de la médium para pagar su pacto de sangre con entidades del mal, armando un escenario tal y como le habían indicado, dibujando con sal un pentagrama inconcluso justo al centro del pentagrama dibujado por fuera de la casa con tierra de cementerio lo cual lo hacía invisible y apenas perceptible para aquella alma que ahora moraba en la oscuridad más profunda de la creación.