Si entras a este blog es bajo tu absoluta responsabilidad. Nadie asegura que salgas vivo... o entero. Si imaginaste que aquellas pesadillas interminables que sufrí­as de niño cuando te daba fiebre eran horrorosas, prepárate para conocer una nueva dimensión de la palabra HORROR...

sábado, mayo 11, 2024

Deja vu

 La ejecutiva bancaria manejaba su vehículo hacia el trabajo esa mañana, sin mayores apuros pues había salido a una buena hora de su hogar, la mañana estaba luminosa, y el tráfico estaba bastante menos odioso que otras mañanas. La joven iba bastante atenta a las condiciones del tránsito pues había comprado el auto hacía poco tiempo, y se lo debía casi íntegramente al banco en que trabajaba, y no quería endeudarse si es que chocaba a alguien o la chocaban.

Primer semáforo en rojo: los peatones cruzaban a distintas velocidades pero respetando el tiempo de la luz verde. Dentro del grupo de peatones destacaba una mujer añosa con el cabello teñido de verde, llena de tatuajes, vestida de polera negra con el nombre de una banda de punk de los años setenta y una exagerada falda verde que llegaba hasta los tobillos y que hacía a la mujer visible e muchos metros de distancia. La ejecutiva pensó para sí que la mujer habría sido una fanática del movimiento punk en su juventud, y que se quedó en esa moda tal vez por los tatuajes, tal vez por el pelo, o porque simplemente seguía convencida de los preceptos del movimiento. De pronto una bocina la devolvió a la realidad: la luz había cambiado a verde y debía seguir avanzando.

Diez cuadras más allá la ejecutiva se encontró con un pequeño taco. La mujer no se desesperó ni se puso a tocar la boina, pues sabía que ello no mejoraría el embotellamiento ni le permitiría avanzar más rápido. En ese instante miró hacia la vereda, donde los peatones caminaban a paso acelerado para llegar a sus trabajos a la hora; de pronto se fijó en una mujer que era prácticamente igual a la señora punk que había visto hace un rato, lo cual era imposible dada la distancia recorrida. Nuevamente una bocina la volvió a la realidad del término del embotellamiento.

A seis cuadras de su destino la mujer fue detenida por otro semáforo. A esa hora de la mañana la gente ya no caminaba sino que casi corrían para no llegar atrasados al trabajo. Mientras miraba su reloj, vio nuevamente pasar a la señora punk frente a su auto; la ejecutiva no lograba comprender cómo podía haber visto a la misma mujer tres veces esa mañana, caminando con su mismo paso cancino a gran distancia entre un y otro lugar.

La ejecutiva estaba llegando al banco; en ese momento cruzó intempestivamente una persona ya conocida por ella: la señora punk estaba cruzando a media cuadra sin mirar si venía algún vehículo por la calle. La ejecutiva logró frenar a tiempo su vehículo: en ese momento la señora punk giró la cabeza y la miró a los ojos. Un segundo más tarde se escuchó un bocinazo enorme, y antes que la mujer alcanzara a mirar por su espejo retrovisor, un camión blindado de transporte de valores no alcanzó a frenar impactando de lleno al pequeño vehículo de la mujer que salió proyectado cerca de veinte metros con el impacto del pesado camión. La ejecutiva murió instantáneamente entro los fierros retorcidos de su vehículo. Su alma quedó al lado del vehículo sin que pudiera tener conciencia aún de lo que había pasado; en ese momento la señora punk se materializó a su lado y se presentó: era la guía encargada de llevar el alma de la joven mujer al más allá. En algunas culturas era llamada parca, pero ella prefería que la llamaran por su nombre de pila, desconocido por todos menos por ella.