Si entras a este blog es bajo tu absoluta responsabilidad. Nadie asegura que salgas vivo... o entero. Si imaginaste que aquellas pesadillas interminables que sufrí­as de niño cuando te daba fiebre eran horrorosas, prepárate para conocer una nueva dimensión de la palabra HORROR...

domingo, mayo 19, 2024

Frio

 La muchacha apagaba por cuarta vez el calefactor esa fría mañana de mayo. Sus compañeros de oficina le reclamaban por lo helado del lugar, pero la joven simplemente amaba el frío y no soportaba casi ninguna forma de calor por lo que en esa época del año era normal en esa oficina la batalla por el calefactor; por lo menos el aparato era de buena calidad, por lo que no se echaba a perder pese a las múltiples encendidas y apagadas.

Esa mañana era mucho más fría que todas las anteriores de ese año. La gente en la oficina había ido a buscar los chaquetones con los que habían llegado dicha mañana porque simplemente no soportaban las bajísimas temperaturas del lugar. La muchacha ya no estaba disfrutando del frío; tanto fue así, que ella misma encendió el calefactor esa quinta vez, sin lograr mayores cambios. Sus piernas se estaban poniendo azulosas, y el frío estaba empezando a provocarle dolor.

La gente de la oficina estaba asustada, algunos estaban tosiendo, otros respirando con dificultad, y todos estaban sufriendo dolores a causa del frío. La muchacha estaba preocupada por el resto de la gente del piso, por lo que decidió salir al pasillo, a ver a los funcionarios de las otras oficinas. Al salir, no podía dar crédito a lo que sus ojos estaban viendo.

El trabajo a esa hora de la mañana estaba en su máximo apogeo. Todos estaban concentrados en sus computadores evacuando informes lo más rápido posible para mantener el funcionamiento del lugar. La muchacha caminaba por las oficinas, y veía a la gente trabajando normalmente, vestidos acorde al clima pero nadie parecía estar pasándola mal por el frío, de hecho solo algunos de los calefactores estaban encendidos. Lo más extraño de todo es que nadie parecía notar la presencia de la muchacha deambulando entre ellos, y que pese a caminar por un lugar donde la temperatura parecía estar agradable, la muchacha seguía congelándose a cada segundo.

La muchacha volvió a la oficina, donde algunos compañeros habían perdido el conocimiento, y había dos que ya no parecían tener signos vitales: La muchacha se sentó frente a su computador y empezó a ver cómo la imagen se hacia borrosa frente a sus ojos. Diez minutos más tarde todos en la oficina estaban muertos. Nadie se dio cuenta de lo que había pasado diez años atrás, pues donde estaba la oficina ahora había una pared; sin embargo, los muertos no conocían su realidad, por lo que seguían recreando día tras día el último día de sus vidas.