Si entras a este blog es bajo tu absoluta responsabilidad. Nadie asegura que salgas vivo... o entero. Si imaginaste que aquellas pesadillas interminables que sufrí­as de niño cuando te daba fiebre eran horrorosas, prepárate para conocer una nueva dimensión de la palabra HORROR...

domingo, mayo 26, 2024

Negra

 La niña estaba en el primer lugar de la fila para entrar a la sala de clases, pues en su colegio las ordenaban por estatura y ella era la más pequeña del curso; también por estatura estaba sentada en la primera fila de asientos, por lo que no podía hacer desorden como el resto de sus compañeras. La pequeña estaba en uno de los colegios más exclusivos de la ciudad, donde todos parecían nórdicos, menos ella: la pequeña era morena, casi negra para los estándares de su clase social. Su propia abuela materna le dijo desde chica que era una negra fea, cosa que llevaba a su madre a enfrascarse en eternas discusiones que no llegaban a ningún término. La pequeña había crecido con esos comentarios, por lo que las bromas de sus compañeros no le generaban conflicto alguno.

Esa mañana había partido diferente. Hasta entrada la segunda hora de clases nadie le había dicho nada; la pequeña estaba muy extrañada, pero por fin lograba tener un día en paz. Un rato después llegó la hora del primer recreo de la mañana, momento en que recrudecían las bromas; sin embargo esa mañana nadie le dijo nada, dejando a la pequeña hasta preocupada. En esos momentos decidió salir de dudas, y se acercó a la niña que más la molestaba en su curso, y le preguntó abiertamente qué estaba pasando: la niña la miró y de le dijo que no sabía por qué, pero sentía que ese día no debía molestarla. La pequeña no logró entender lo que estaba sucediendo, pero decidió disfrutar su primera mañana en el colegio en paz.

La abuela de la niña iba manejando hacia su empresa. La mujer no entendía cómo su hija, mujer de alta alcurnia, se había enamorado de un mestizo sin clase que había llegado a ensuciar los genes de su familia. De pronto sonó su celular, el cual respondió con el sistema integrado del vehículo que manejaba: su hija la estaba llamando, pues le habían pedido del colegio que fuera de inmediato, que algo malo le pasaba a su hija, pero ella estaba atascada en un taco sin salida. La mujer a regañadientes le dijo a su hija que no se preocupara, que ella iría a ver qué le sucedía a su nieta.

Al llegar al colegio se encontró con el lugar rodeado de policías; al identificarse, la hicieron pasar de inmediato. La mujer preguntó asustada qué pasaba con la pequeña; el oficial a cargo no le respondió, y simplemente la llevó a la reja de la entrada. A través de ella se veía a tres hombres tirados en el suelo, con armas de fuego a los lados de sus cuerpos; del otro lado del patio, un gran grupo de pequeños y profesores estupefactos. Al ver al medio de ambos grupos descubrió a su nieta que la saludaba moviendo la mano, sonriendo: de su espalda salía un enorme par de alas negras que parecían estar cubriendo a todos sus compañeros y profesores. Mientras tanto en su vehículo, en que se había quedado encendida la radio, el locutor anunciaba una canción muy antigua, como parte de un recuerdo: Angelitos negros, de Antonio Machin.