Si entras a este blog es bajo tu absoluta responsabilidad. Nadie asegura que salgas vivo... o entero. Si imaginaste que aquellas pesadillas interminables que sufrí­as de niño cuando te daba fiebre eran horrorosas, prepárate para conocer una nueva dimensión de la palabra HORROR...

domingo, junio 09, 2024

Congelado

 El hombre miraba con una mezcla de cansancio y rabia la pantalla de su computador. Estaba terminando un informe que llevaba seis días preparando, cuando un corte de luz no programado lo dejó en el aire si poder seguir avanzando con el trabajo. El hombre ya estaba acostumbrado a los inconvenientes externos en su trabajo, pero esa mañana la presión se había tornado casi insostenible pues su jefe le había preguntado varias veces sobre el informe, y el corte de luz lo tenía casi colapsado. Justo en ese momento entraba por su puerta el jefe para volver a preguntar respecto de lo mismo; sin embargo al ver el semblante del trabajador le dijo que sería una buena idea salir a dar una vuelta de una media hora a la calle, pues no quería que la oficina apareciera en la crónica roja del noticiario de ese día. El hombre esbozó una sonrisa fingida, pero le hizo caso al jefe y salió a caminar.

Esa mañana de otoño hacía un frío tolerable y casi agradable. El hombre avanzaba con lentitud por la cuadra en que estaba el edificio en que trabajaba; no pretendía alejarse mucho del lugar, simplemente necesitaba caminar para enfriar la mente y bajar las revoluciones. El hombre miraba con curiosidad el entorno, pues nunca había salido a la calle a esa hora; se veía a mucha dueña de casa de compras, algunos escolares haciendo la cimarra, y gente caminando sin rumbo fijo, como él. El hombre levantó la vista a un enorme árbol que había un par de metros delante de él, en ese instante quedó tieso con lo que se presentaba ante sus ojos

El hombre vio en el árbol a un ave que no se movía, que estaba en el aire, y que no era un picaflor. En ese momento empezó a mirar a distintas partes del follaje, y se encontró con lo mismo: aves en posición de vuelo congeladas en el aire. El hombre no daba crédito a lo que estaba viendo, y decidió ver si alguna otra persona veía lo mismo que él; al bajar su vista al nivel del suelo, se dio cuenta que todos los transeúntes estaban igual que las aves, paralizados en sus actividades o trayectos.

El hombre no lograba entender lo que estaba sucediendo. En ese momento parecía que el tiempo se hubiera detenido alrededor de él, dejándolo de lado. El hombre deambulaba viendo cómo la vida no se movía, y de verdad que lo estaba disfrutando, pues por primera vez podía ver el proceso de vuelo de las aves como lo muestran en televisión, pero en vivo y frente a frente. El hombre se divirtió mirando perros callejeros, personas con expresión de apuro detenidas en el tiempo, hojas cayendo de los árboles congeladas en el aire; hasta las moscas en vuelo le parecían interesantes.

Luego de un rato el hombre quiso creer que la vida le estaba regalando un tiempo fuera del tiempo; se dirigió a una multitienda, llegó al piso donde vendían camas, y se acostó a dormir hasta que la vida nuevamente lo despertara. El hombre comprendió en ese instante el regalo de la vida, y ésta se encargaría de mantener todo congelado hasta que él despertara descansado por una vez en su vida.