Si entras a este blog es bajo tu absoluta responsabilidad. Nadie asegura que salgas vivo... o entero. Si imaginaste que aquellas pesadillas interminables que sufrí­as de niño cuando te daba fiebre eran horrorosas, prepárate para conocer una nueva dimensión de la palabra HORROR...

domingo, junio 16, 2024

Cuernos

 La secretaria trataba de contener su rabia. Esa mañana varias veces su jefe la había gritoneado por errores de otras personas, lo que ya la tenía completamente desencajada. La mujer era la amante de su jefe, la vida sexual que llevaban era extremadamente placentera y plena, pero la vida laboral se estaba convirtiendo en un asco.

A las once de la mañana su jefe la llamó por octava vez; antes que empezara a retarla la mujer le pidió que se sincerara pues le parecía extraño tanto mal trato. El hombre bajó la mirada, y murmuró que había decidido dejarla, pues su esposa había quedado embarazada y quería retomar la vida familiar. La mujer no respondió, simplemente salió de la oficina y siguió haciendo su trabajo. Ese día su jefe no la volvió a citar a su despacho.

Esa noche la mujer fue a su bar favorito; diez minutos más tarde una mujer añosa se sentó a su lado con cara de cansada. La secretaria le contó a la mujer lo que le había pasado esa mañana; la mujer cerró los ojos y al abrirlos le dijo que la esposa de su jefe había conseguido a una bruja más poderosa que ella, que había desecho el amarre que ella había hecho tres años antes, y que ahora la esposa con la otra bruja estaban en control de la situación. La mujer bebió un largo sorbo de su vaso, le pasó un sobre cerrado a la bruja y llamó al mesero para pagar su cuenta.

A la mañana siguiente la mujer llegó sin aspavientos al trabajo. Durante todo el día su jefe no la llamó, tónica que se mantuvo por toda una semana. Al octavo día su jefe la llamó antes de la hora de salida: le preguntó a la mujer cómo estaba, a lo que la secretaria respondió que bien, que ya todo estaba olvidado. Antes de despedirse, la mujer rozó suavemente el antebrazo de su ahora ex amante.

La vida siguió su curso, el embarazo de la esposa del jefe siguió su evolución normal, y una vez cumplido el plazo, la mujer empezó con síntomas de parto. De inmediato el hombre la subió a su auto para llevarla a la clínica donde estaba programado el parto junto con su ginecólogo. Algunas horas más tarde la mujer estaba pariendo a su hijo; todo partió bien, pero en cuanto la cabeza del feto se encajó en el canal de parto la mujer empezó a gritar desesperadamente, mientras empezaba a manar sangre por dos extremos de la vagina. La matrona metió la mano para asir la cabeza del feto: en ese instante la profesional se dio cuenta de algo extraño en ese parto, por lo que hizo llamar urgente al ginecólogo.

El padre esperaba nervioso en la sala de pos parto; el hombre había escuchado unos gritos horrendos que venían de la sala de parto pero no se había atrevido a entrar, pues le tenía asco a la sangre y a casi cualquier secreción. Media hora más tarde el ginecólogo salió de la sala de parto con su tenida ensangrentada y cara de malas noticias. El médico le dijo al padre que el bebé estaba bien, pero que tenía una deformidad anatómica que no lograron descubrir en los controles y que había complicado el parto. Luego de ello el profesional le dijo al padre que la deformidad de su bebé le había provocado una hemorragia enorme a la madre al romper el canal de parto que la tenía en esos momentos entre la vida y la muerte por la gran pérdida de sangre secundaria a las lesiones. Cuando el hombre preguntó qué deformidad era, el médico guardó silencio y lo llevó a una salita donde una matrona tenía al bebé en brazos. Al descubrirlo, vio que en la cabeza del bebé había un par de voluminosos cuernos que salían de cada lado de la cabeza. A un par de kilómetros de distancia, la secretaria y la bruja brindaban por el bebé recién nacido, que terminó siendo más cornudo que su propia madre.