Esa
mañana los escolares decidieron en conjunto y sin ponerse de acuerdo
ir al colegio sin uniforme. Los muchachos sintieron una extraña
necesidad de ser vistos como individuos y no como conjunto, querían
mostrar su realidad más íntima, aquella oculta por la costumbre de
vestir todos iguales para eliminar las diferencias. Querían
mostrarse al mundo como eran, y no como esperaban que fueran.
Esa
mañana los policías se dirigieron a sus cuarteles sin uniforme, con
ropas de civil más sus armas, implementos e identificaciones. Los
funcionarios policiales decidieron esa mañana que ya era hora que la
gente entendiera que ellos eran parte de la sociedad, que no eran
distintos por el trabajo que desempeñaban, y que eran tan humanos
como cualquiera. Al llegar a sus comisarías se encontraron con que
los oficiales habían hecho lo mismo, sin ponerse de acuerdo de modo
alguno.
Esa
mañana los bomberos llegaron a sus cuarteles como siempre con ropa
de calle pero no se colocaron sus uniformes. Sin ponerse de acuerdo
decidieron que debían mostrarse a la gente como los humanos que eran
y no como seres anti llamas capaces de enfrentarse a cualquier riesgo
sin medir consecuencias. Decidieron que era hora de sacarse esa
suerte de aura que la gente creía que tenían, y que podían sufrir
como cualquier otro en la realidad.
Esa
mañana obreros y empleados de diversas compañías decidieron ir a
sus trabajos sin sus uniformes. Ellos estaban seguros que la sociedad
los veía como una masa que hacía las mismas cosas al mismo tiempo y
muchas veces olvidaban a los individuos detrás de las vestimentas.
Ese día era el mejor día para enseñarle al mundo que ellos no eran
meros empleados de alguna empresa sino personas con familias, con
vidas, con ambiciones, con penas y con alegrías dentro y fuera del
horario laboral.
Esa
mañana la gente salió un poco más feliz y un poco más ilusionada
a sus trabajos y estudios. Esa mañana pudo empezar a cambiar la
mentalidad de la gente. Esa mañana el mundo pudo haber cambiado,
pero nadie se dio cuenta de ello pues todos se preocuparon por su
cambio y no por el de los demás. Esa tarde la sociedad siguió
siendo igual que la tarde anterior.