Si entras a este blog es bajo tu absoluta responsabilidad. Nadie asegura que salgas vivo... o entero. Si imaginaste que aquellas pesadillas interminables que sufrí­as de niño cuando te daba fiebre eran horrorosas, prepárate para conocer una nueva dimensión de la palabra HORROR...

domingo, octubre 12, 2025

Sueño

La mujer iba atrasada al trabajo, pues se quedó dormida luego de tener un extraño sueño. La noche anterior había sido normal, se acostó a la hora de siempre manteniendo su rutina mantenida por más de diez años. En el sueño la mujer iba manejando un vehículo, cosa que no sabía hacer en la vida real, y era detenida por una especie de demonio que se identificaba como policía, quien le pedía sus documentos y los papeles del vehículo. De pronto la mujer mira su reloj y ve que se había pasado la hora de levantarse, por lo que se asustó y le pidió al demonio que le devolviera sus documentos para poder levantarse; el ser simplemente la miró, y luego de pensarlo un par de minutos se los devolvió, con lo cual la mujer pudo despertar. Extrañamente la hora que vio en su sueño era la misma que vio en su reloj de sobremesa al despertar.

A la noche siguiente la mujer mantuvo su rutina de siempre. Al dormirse se encontró en un servicio de urgencias como paciente. A los minutos apareció el mismo demonio del sueño anterior quien se presentó como médico y tomó su historia; el demonio revisó los signos vitales, la examinó y se quedó pensativo. La mujer miró su reloj, y descubrió que era más tarde que la mañana anterior, por lo que le dijo al demonio que la diera de alta pues estaba muy atrasada. El demonio la miró con calma, firmó una hoja luego de lo cual la mujer despertó, y al mirar su reloj vio que el atraso era el mismo que había visto en su sueño.

Esa noche la mujer estaba asustada, no sabía qué soñaría ni a qué hora despertaría. Una compañera del trabajo le regaló una pastilla para dormir de origen natural, a ver si con eso lograba regular el sueño. La mujer se la tomó, a los pocos minutos empezó a bostezar por lo que rápidamente se colocó pijama y se acostó. De inmediato empezó a soñar, pero ahora se encontraba en un lugar lúgubre, mal iluminado, muy caluroso y en el que se escuchaban lamentos por doquier. El demonio apareció de pronto, y sin decirle nada empezó a mostrarle el lugar. La mujer entendió que las dos primeras noches habían sido de aviso, y ahora la habían ido a buscar, al parecer definitivamente. La mujer intentó hacer memoria para entender qué había hecho tan mal para merecer eso, mientras el demonio la miraba casi con ternura. Al día siguiente la policía forzó la puerta y encontró el cuerpo dormido de la mujer; al no poder despertarla llamaron una ambulancia que la trasladó a un servicio de urgencias, donde seguía sin despertar. Fue hospitalizada, y nadie pudo dar con la causa del sueño de la mujer, ni menos despertarla. Actualmente la mujer lleva diez años sin poder despertar.

domingo, octubre 05, 2025

Paciencia

La mujer escuchaba pacientemente la llamada telefónica. Su interlocutor, un ejecutivo bancario, le explicaba latamente acerca de un seguro de salud que la protegía hasta de abducciones extraterrestres, y que ya estaba decidida a rechazar pero por un asunto de respeto prefería escuchar toda la perorata del hombre pues entendía que ese era su trabajo y eso lo respetaba. Luego de quince minutos de llamada la mujer le agradeció el producto pero le dijo que al menos en ese momento no lo quería contratar. Desde la puerta de la oficina su jefe la miraba con desdén.

Cerca de la hora del almuerzo una llamada de un proveedor la mantuvo conectada por más de veinte minutos. La mujer con su paciencia de costumbre escuchó todas las explicaciones que le dieron por el retraso en una entrega, para luego agendar una nueva fecha de despacho. Su jefe la seguía mirando, y luego de terminada la hora del almuerzo y antes de empezar la jornada de la tarde la llamó para decirle que admiraba su paciencia, pero que debería empezar a acortar y acotar las llamadas a la información precisa y a tiempos más normales, independiente de quién la llamara. La mujer asintió algo incómoda, pues no le gustaba acortar las llamadas, pero la conversación con su jefe dejaba claro que era más una orden que una simple charla.

Media hora más tarde su teléfono volvió a sonar. La mujer miró preocupada el teléfono, lo tomó, contestó y antes de escuchar la respuesta dijo de inmediato que estaba corta de tiempo y que por favor hablara rápido: cinco segundos más tarde del otro lado se escucharon tres palabras: voy para allá. La mujer no entendió el mensaje pero se quedó tranquila al ver que su frase funcionaba. Luego de tres llamadas la mujer se dio cuenta que era más fácil de lo que pensaba lograr llamadas breves. La mujer sonrió para si, y su jefe la miró satisfecho desde la puerta.

Una hora más tarde la mujer se disponía a ir a descansar a su domicilio. Luego de mirar su teléfono lo guardó en su bolso y se dispuso a ir a marcar la salida. De pronto sintió una extraña sensación en la cabeza y perdió el conocimiento. Al recobrarlo vio su cuerpo botado en el suelo y a sus compañeros de trabajo tratando de reanimarla. A su lado había una entidad vestida con una sotana con capucha que cubría su cabeza: en su mano izquierda que parecía ser de hueso llevaba en teléfono en cuya pantalla aparecía su nombre; en la derecha sostenía una enorme guadaña.