Si entras a este blog es bajo tu absoluta responsabilidad. Nadie asegura que salgas vivo... o entero. Si imaginaste que aquellas pesadillas interminables que sufrí­as de niño cuando te daba fiebre eran horrorosas, prepárate para conocer una nueva dimensión de la palabra HORROR...

miércoles, abril 30, 2008

Gato

El pequeño gato llevaba una vida digna de la realeza. Dueño de una familia bien constituida, sus obligaciones eran jugar y regalonear con los humanos a cambio de casa, salud y comida. El pequeño felino corría libremente entre los muebles, capturaba su cola y las piernas de los humanos, lo cual alegraba el regreso de la pareja al hogar luego del trabajo. Durante el día cuando estaba solo se dedicaba a comer y dormir para estar listo para la hora en que empezaba su labor.

Una noche los humanos debieron salir. Al despedirse le dijeron a modo de broma “tú quedas de dueño de casa”. El pequeño, al verse solo, se ocultó debajo de la cama matrimonial a descansar, donde nada lo alterara.

Esa madrugada un hábil ladrón trepó sigilosamente las paredes del edificio hasta llegar al cuarto piso, donde estaba el departamento de la pareja. Sin mayor problema abrió la débil puerta de vidrio de la terraza, y se fue directamente al dormitorio. Al acercarse al velador, donde suponía que había dinero, sintió un fuerte golpe en la pierna del lado de la cama, y una fuerza incontenible lo arrastró debajo de ella…

A la mañana siguiente el matrimonio volvió, encontrando la terraza abierta. Con cuidado revisaron todo el departamento sin encontrar a nadie y sin que faltara nada. Al llegar a la cocina encontraron al gatito durmiendo plácidamente, y con la comida de la noche intacta…

miércoles, abril 23, 2008

Avión

El piloto avanzaba rauda y sigilosamente por el cielo del país enemigo. Su avión estaba equipado para que fuera difícil ser detectado, y volaba a una altura tal que los radares quedaban prácticamente inutilizados. Su objetivo era claro, debía lanzar dos misiles aire-tierra que iban a terminar con un depósito de combustibles que abastecía al ejército rival, con lo cual quedarían inmóviles y serían presa fácil de la infantería y los blindados.

La visibilidad era pésima, pero sus instrumentos nunca habían fallado. Además, el sistema de guía de los misiles era tan avanzado que bastaba con cargar las coordenadas y apretar el botón para que éstos siguieran su curso e impactaran con precisión casi milimétrica. Al llegar a la distancia acordada aceleró al doble de la velocidad del sonido, lanzó sus misiles y ascendió bruscamente para alejarse de la zona. El radar y el computador mostraron el instante exacto de la explosión, con lo cual podía volver a su base.

De pronto, a los pocos segundos, un violento impacto remeció su aeronave, la cual quedó estática en el aire. Al mirar sus instrumentos no aparecía nada; al levantar su cabeza y mirar a través del vidrio de su cabina, vio como cientos de almas de inocentes contenían con su presencia su avión…

miércoles, abril 16, 2008

Transfusión

La pálida muchacha yacía en la cama del hospital conectada a la décima bolsa de sangre del día. Durante ya veinte días estaba postrada en dicha cama tratando de recuperarse de una extraña enfermedad que la mantenía con anemia. Los médicos no sabían qué hacer. Día tras día transfundían más y más sangre a la muchacha, y sin embargo los exámenes no arrojaban cambio alguno. En más de una ocasión habían revisado los procedimientos del banco de sangre para ver si se estaba almacenando y preservando bien; todos los días encontraban pruebas nuevas que pedir para ve si alguna enfermedad infecciosa del otro lado del mundo, alguna mutación genética o algo era capaz de explicar el caso. Hasta repetían una y otra vez los exámenes para confirmar el grupo de sangre de la paciente y las bolsas, pero nada surtía efecto. Durante algunas horas la muchacha despertaba en el día, pero sin fuerzas para nada.

Terminada la visita médica el tecnólogo apareció con la siguiente unidad de sangre. Luego de comprobar de nuevo los datos de la ficha y de la sangre preparó todo. Con cuidado destapó la pierna de la joven en la que clavó certeramente sus colmillos para libar la misma cantidad que luego transfundiría en su brazo. Con tanto loco circulando había que cambiar el sitio de succión, y su dignidad le impedía alimentarse directo de la bolsa…

miércoles, abril 09, 2008

Fragilidad

-A veces la amistad es más frágil de lo que parece.
-¿Tú crees?
-Sí… ¿recuerdas que hasta hace un mes éramos amigos, y que por un mal entendido se acabó todo?
-Sí, es cierto, se murió la confianza y el cariño, y ahora parecemos dos extraños.
-Y lo peor de todo es que nada volverá a ser como era.
-Tienes razón.
-Pese a todos los intentos nuestra amistad jamás renacerá.
-Sí… bueno, tal vez si lo intentamos…
-No, es imposible… si tan solo hubieras pensado antes de actuar…
-Lo pensé, pero creo que no lo suficiente…
-¿Lo pensaste, estás seguro?
-Claro que lo pensé.
-Entonces no fue un arrebato, tienes motivos y justificaciones.
-En parte…
-¿Sí? ¿Podrías explicarme entonces por qué me mataste?
-Porque no encontré otra salida a tu indiferencia.
-¿Y por qué te mataste luego?
-Porque merecías esta explicación, y esperaba tu perdón…

miércoles, abril 02, 2008

Juventud

Mientras la brisa entraba por la ventana, trayendo con ella la frescura de la tarde y el canto de las aves, la joven muchacha terminaba de alistarse para salir. Le encantaba salir a pasear esas noches de verano en que no importaba la hora, pues siempre la temperatura permitía disfrutar de la ropa liviana y corta que dejara mucho a la vista y poco a la imaginación. La entretenía mucho escuchar a los hombres cuando ella pasaba decir de todo a sus espaldas, y cuando por diversión los encaraba ver cómo buscaban cualquier excusa para desaparecer rápidamente, envueltos en la vergüenza de saberse expuestos.

De vez en cuando alguno de ellos no hablaba a sus espaldas sino de frente, y ahí sí que la pasaba muy bien. Era divertido fijarse en todas las cosas que los hombres eran capaces de decir y hacer con tal de lograr una mirada, un beso, o una noche de compañía. Y si andaba de ánimo les seguía el juego, a ver hasta dónde eran capaces de llegar. En más de alguna ocasión alguno de sus fugaces pretendientes se la jugaba por el premio mayor, a lo que ella accedía sin mayores rodeos, invitándolos a su casa.

Mientras la brisa seguía entrando por la mañana a su habitación luego de una noche de placer, la muchacha se apuraba en deshacerse por completo de las pertenencias de su amante de turno; los bienes materiales daban lo mismo luego de doscientos años absorbiendo los cuerpos de esos pobres ilusos que la mantenían joven por siempre…